María Pérez Ortiz es informática con 10 años de experiencia implementando modelos de aprendizaje automático, con trabajo aplicado en salud y sustentabilidad ambiental. ¡Déjate inspirar por su trabajo en el campo de la biomedicina!
¿Cuándo empezó a interesarte la investigación? ¿Fue tu primera opción al terminar la carrera?
La investigación empezó a interesarme en el último año de carrera cuando, buscando un proyecto de fin de grado, un profesor me sugirió un proyecto de investigación. No es que no estuviese interesada en la investigación antes, es que simplemente no sabía que fuese una opción. Al menos entonces, no se mencionaba durante la carrera qué salidas u opciones tenía una al terminar. Pero este proyecto me abrió un mundo maravilloso. Es curioso, siempre había estado interesada en la Inteligencia Artificial pero no sabía que tenía tanta aplicabilidad al mundo real y este fue también uno de mis descubrimientos durante este proyecto.
¿En qué estás trabajando actualmente con el departamento de Informática de la University College London en Reino Unido?
Mi investigación siempre ha estado compuesta de una parte más teórica y una más aplicada. La parte teórica ahora mismo se centra en crear algoritmos de Inteligencia Artificial que tengan asociados, por así llamarlo, “un certificado de su rendimiento”, de tal forma que sepamos con alta probabilidad cómo de bien o mal lo va a hacer un algoritmo cuando se implemente y se ponga en funcionamiento en el mundo real. Creo que estos certificados del rendimiento de los algoritmos son muy necesarios para su legislación y sus aplicaciones en campos como la biomedicina.
En cuanto a mi investigación aplicada, me he centrado siempre en el abanico de aplicaciones de la Inteligencia Artificial al desarrollo sostenible (medicina, medioambiente y educación, principalmente). En el último año he estado desarrollando con mi equipo el primer programa de máster exactamente de esta temática (Inteligencia Artificial para el Desarrollo Sostenible). Este programa empezará en mi universidad el año que viene.
Durante los últimos tres años también he estado trabajando en un proyecto para crear un tutor educativo personalizado con Inteligencia Artificial. Es decir, el proyecto tiene como objetivo crear una plataforma online gratuita que te permita acceder a materiales educativos “libres”, en distintos idiomas y te ayude con tu aprendizaje con distintas herramientas que usan Inteligencia Artificial (por ejemplo, un sistema de recomendación, traducción automática, etc.).
Tu tesis doctoral recibió siete premios a nivel nacional y regional, entre ellos de la Asociación Española para la Inteligencia Artificial, la Fundación BBVA o la Sociedad Científica Informática de España, destacándote como una de las investigadoras menores de 30 años más influyentes en informática de España. ¿Cómo es ver reconocido tu trabajo?
Mirándolo retrospectivamente, lo más importante de este reconocimiento es que te abre puertas a nuevas oportunidades (de aprendizaje, nuevos proyectos, nuevos colaboradores, etc.), lo que al mismo tiempo te abre a nuevas ideas, algo muy importante para los inicios en una carrera de investigación. Creo que estos premios son muy necesarios para impulsar la carrera de los jóvenes investigadores y visibilizar la investigación que se hace en España.
Trabajaste con un modelo para predecir la compatibilidad de un trasplante hepático en hospitales españoles. ¿Cómo fue empezar tu carrera con este proyecto?
Fue muy motivante empezar mi investigación con este proyecto y ver de tan cerca cómo se pueden aplicar estas técnicas en biomedicina. Es algo que no me podía ni siquiera imaginar cuando decidí estudiar informática. Normalmente una piensa en crear páginas web, bases de datos o videojuegos.
¿Crees que se vive el desarrollo de una carrera profesional STEM y de investigación de forma distinta siendo mujer que siendo hombre?
No tengo la menor duda. Esto se aprecia en todas las etapas de una carrera profesional en STEM como mujer, pero sobre todo lo noto a medida que subes de escalón. El principal problema que yo he experimentado (que entiendo puede ser muy diferente para mujeres en otra situación) es que estas diferencias son muy sutiles y una las acaba interiorizando. Llevo 10 años escuchando (a modo de sugerencia que yo nunca he pedido) que una carrera de investigación es muy dura para una mujer y que si en algún momento quiero tener una familia puede ser más fácil escoger otra vía. Esto puede ser hasta cierto punto cierto, pero en lugar de cambiar el sistema nos empujan fuera de él. Lo que yo siento es que una acaba interiorizando estas opiniones sexistas y arcaicas y acaba replicándolas. Como mujer en STEM hay que hacer un gran trabajo de deconstrucción de estas voces que te empujan en otras direcciones y esto no es nada fácil.
Has trabajado, entre otros sitios, como investigadora en la Universidad de Córdoba, en el CSIC y en la Universidad de Cambridge. También has colaborado con Apple, la Universidad de Birmingham, la Universidad de Liverpool o UNESCO ¿Cómo has conseguido diversificar tanto tus investigaciones y colaboraciones en tan poco tiempo?
A mi me encanta aprender, así que una de las cosas que me gusta más del campo de la Inteligencia Artificial es que te permite aprender de muchos otros campos y temáticas mientras que desarrollas algoritmos para una aplicación específica. Esta diversificación de la que hablas para mi es la parte más interesante de mi trabajo. No es algo que a mi me pese, sino la principal razón por la que me gusta tanto este campo.
También has colaborado con la Agencia Espacial Europea ¿Nos podrías contar cuál era tu labor y qué proyectos llevaste a cabo allí?
El proyecto con la Agencia Espacial Europea me abrió una línea de aplicación de la Inteligencia Artificial a temáticas relacionadas con el medioambiente. En este proyecto desarrollamos indicadores de puntos de inflexión relacionados con el cambio climático (es decir, un sistema de alarma que puede predecir cuando la dinámica del clima va a cambiar a gran escala y no hay punto de retorno).Esta línea relacionada con el medioambiente es de las que más me apasionan de mi trabajo. Después de este proyecto estuve trabajando en el CSIC creando modelos de Inteligencia Artificial para la agricultura sostenible. Ahora mismo estoy colaborando con el Instituto British Antarctic Survey, en Reino Unido. Hemos creado un modelo para predecir el deshielo en el Océano Ártico, el cual se va a usar entre otras cosas para la toma de decisiones sobre la fauna local y tribus indígenas que viven allí.
¿Dónde te gustaría desarrollar tu próximo proyecto y dónde te ves en 5 años?
Cuando dices tu próximo proyecto pienso automáticamente en este programa de máster de Inteligencia Artificial para el Desarrollo Sostenible. Estoy entusiasmada con lo que saldrá de esta oportunidad. Quiero que el programa cree un estándar para la evaluación de algoritmos que no tenga en cuenta exclusivamente su rendimiento, sino también su impacto social y medioambiental (tanto positivo como negativo).
Además, ahora mismo estoy contenta en Londres. Es una ciudad que no me gustaba al principio, pero me ha acabado enamorando porque tiene mucho que ofrecer a nivel multicultural, de diversidad y también en términos de aprendizaje. Por otro lado, en mi universidad tengo una gran red de apoyo y muchísimas oportunidades, así que pretendo quedarme por aquí los próximos años.
¿Cuáles fueron tus referentes femeninas cuando decidiste lo que querías estudiar?
Me gustaría mucho responderte otra cosa, pero desgraciadamente no recuerdo tener ninguna referente femenina, al menos en el campo de la tecnología o la ciencia. Cuando crecí no sabía de Hypatia, Ada Lovelace o Marie Curie, si me apuras. Pero si tuve a mi alrededor referentes de mujeres fuertes, luchadoras y feministas (por ejemplo mi madre, la frase que más recuerdo que me decía es “¡Venga, valiente!”) y estas referentes fueron esenciales para mi. Creciendo, mi familia y entorno nunca me hizo sentir frágil, que creo que es lo que desgraciadamente interiorizan muchas niñas en el mundo. Indudablemente tenemos que resolver este problema de la falta de referentes femeninas. Pero mientras tanto, creo que también tenemos que hacer sentir a las niñas fuertes y valientes. Esto al menos fue muy importante para mi.
Aparte de tu trabajo como investigadora, otra parte muy importante es la de divulgación científica. ¿Qué canales usas para compartir estas experiencias y llegar a más personas?
He escrito algunos artículos en el blog de Mujeres con ciencia, de la cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU, que por cierto recomiendo mucho. También con entrevistas, charlas y cualquier oportunidad que sale de utilizar mi posición privilegiada en el mundo para dar voz a distintos problemas. Ahora mismo estoy creando un blog y organizando unas quedadas en Londres para crear arte de forma colaborativa alrededor de la temática del impacto de los algoritmos y la tecnología en el mundo.
Algo que te defina: una palabra, una experiencia, un color, un verbo, un adjetivo, un estado de ánimo… y por qué.
Autocuidado. Estoy descubriendo ahora la importancia de saber cuidarse a una misma (¡a buenas horas!, podrías pensar), de estar bien en tu propia compañía, de respetarse por encima de todo y aprender a poner límites, de vivir con compasión hacia tu cuerpo y emociones. Las mujeres sabemos mucho de cuidados, pero los dirigimos casi siempre hacia el exterior. Creo que el mundo sería muy diferente si todos aprendiéramos a cuidarnos a nosotros mismos primero y luego extendiéramos esos cuidados a nuestras redes afectivas y a crear relaciones bonitas.