Irene Abril es una destacada astrofísica española, que encontró su pasión por el cosmos mientras crecía en La Silva, León. A pesar de no tener inicialmente la imagen de una investigadora en física en su cabeza, su participación en eventos de divulgación científica la llevó a descubrir su amor por la astrofísica y la cosmología. Actualmente, se encuentra inmersa en la investigación de ondas gravitacionales primordiales y el estudio de la energía y materia oscura, desafiando los límites del conocimiento sobre el universo. Su compromiso con la igualdad de género y su labor en la promoción de la participación de las mujeres en STEAM la han convertido en un referente inspirador en su campo.

No, ¡por supuesto que no! Sobre todo porque la imagen interiorizada que tenía de una persona que hace investigación en física es la de un hombre mayor. No fue hasta que terminé la E.S.O., con 16 años, que me decidí por el área de la física. Mi familia y profesores jugaron un papel muy importante en esta decisión. Ellos siempre me animaron a participar en actividades de divulgación científica, como “La Noche Europea de los Investigadores” o los “Campus Científicos de Verano”, organizados por Fundación Española para la Ciencia y Tecnología. Fueron oportunidades fantásticas para descubrir que la física es el área que más me apasionaba.

Mi pasión por la astrofísica y la cosmología se la debo a mi pueblo, La Silva (El Bierzo, León). Nuestro patrón es San Lorenzo, el cual se celebra el 10 de agosto. Esta celebración coincide con la lluvia de meteoros de las Perseidas (también llamadas “lágrimas de San Lorenzo”). Admirar este fenómeno astronómico cada año en los cielos oscuros de El Bierzo es emocionante. En la astrofísica y cosmología encontré las herramientas que permiten entenderlo en profundidad, y comprender también todos los astros que nos acompañan cada noche.

Lo más fortuito del origen del Universo, es que es extremadamente simple. Ahora todo a nuestro alrededor es extremadamente inhomogéneo, no hay más que mirar por la ventana. Pero cuando el Universo era un bebé, se puede describir básicamente como una sopa muy caliente de luz y partículas elementales. Esta configuración la podemos captar matemáticamente con ecuaciones cuya evolución somos capaces de resolver. Así, podemos emplear las matemáticas para entender el Universo de forma teórica.

Pero de nada sirven nuestras teorías si no las podemos corroborar. Para ello, necesitamos telescopios con instrumentación de última generación para obtener las observaciones más precisas de nuestro Universo. Aquí, los conocimientos de astronomía y astrofísica son esenciales: ¿Cuándo es mejor realizar tal observación? ¿Qué otros fenómenos astronómicos pueden interferir con la señal primigenia que queremos medir? Así, necesitamos equipos de investigación multidisciplinares, y sólo colaborando podremos responder a las preguntas más básicas sobre el origen del Universo.

Al empezar mi doctorado hace año y medio (octubre 2022), mi investigación se centraba en la detección de ondas gravitacionales primordiales. El descubrimiento de estas ondas sería la prueba concluyente a favor de la teoría de inflación. Esta teoría explica los primeros instantes del Universo y cómo estos dieron lugar al cosmos tal y como lo conocemos hoy. Ahora, nos toca esperar a que nuevos telescopios como el Observatorio Simons, que empezó a observar hace medio año (octubre 2023), nos brindan nuevos datos donde poder buscar la presencia de estas ondas. ¡Pero no esperamos de brazos cruzados! 

¿Qué es la energía oscura? ¿Dónde se localiza la materia oscura en el universo? ¿Cuál es la masa de las partículas elementales más ligeras, los neutrinos? Estas preguntas las podemos responder con otra herramienta, llamada “fenómeno de lente gravitacional en el fondo cósmico de microondas”. Esta señal la detectó por primera vez mi director de tesis en 2013, y funciona de este modo: El fondo cósmico de microondas es la radiación más antigua que podemos observar. La entendemos muy bien de forma teórica. Esta luz, desde su emisión hasta que la recogemos en nuestros telescopios, viaja por el Universo encontrándose con numerosas estructuras (galaxias, cúmulos), que curvan su trayectoria en un fenómeno denominado “lente gravitacional”. La intensidad de esta señal depende, entre otras cosas, de cómo se distribuye la materia oscura y también de las propiedades que tienen los neutrinos y la energía oscura. Actualmente, estamos analizando nuevos datos del Atacama Cosmology Telescope que nos permitan alcanzar la precisión necesaria para poder responder a todas estas preguntas con la mayor certeza posible.

He de confesar que el día a día se hace difícil a veces. Todos los días nos reunimos a las 11 de la mañana a tomar café. Estar en una sala siendo una de las pocas mujeres no es una sensación agradable. Siento que estoy ocupando un espacio que no me pertenece. Como si nuestra presencia nunca se hubiese tomado en consideración. Por ejemplo, en los aseos de otros departamentos siempre hay los llamados “productos de higiene íntima”. Estos brillan por su ausencia en el mío. Pero no todo son malas noticias. El número de mujeres en mi grupo de investigación sí está a la par con el número de hombres. Además, ahora formo parte del comité de igualdad, diversidad e inclusión de mi departamento y espero promover cambios que lo conviertan en un lugar donde todas las personas se sientan bienvenidas.

La experiencia como WONNOW fue una gran oportunidad. Siento que mi carrera creció gracias tanto al apoyo económico brindado, como a la visibilidad que estos premios me dieron: fui entrevistada en numerosos periódicos de El Bierzo, me invitaron a hablar en RNE con motivo del Día Internacional de la Mujer… Además, siento que la confianza en mí misma creció muchísimo, y agradecí también el programa de mentorazgo ofrecido por Microsoft, ya que pude descubrir nuevas perspectivas y posibilidades en cuanto a mi carrera profesional.

Cambridge es un sitio espectacular donde poder estar haciendo el doctorado. Agradezco de todo corazón a todas las instituciones (Fitzwilliam College, Cambridge Trust, Fundación Mauricio y Carlota Botton) que me han becado para poder estudiar aquí tanto el máster como el doctorado. Después del Brexit, se ha hecho especialmente difícil a estudiantes europeos afrontar los costes que tiene estudiar en Reino Unido. Esto ya se nota entre el estudiantado internacional, donde hay cada vez menos representación europea.

Lo que más me gusta de Cambridge es que aquí hay tres instituciones diferentes en las que se investiga en el área de la Cosmología. Convivir con tanta diversidad de ideas, métodos y herramientas es muy enriquecedor. En comparación con España, lo que más valoraría de nuestro país (y no de Reino Unido) es la calidad de la educación universitaria. Siento que en la Universidad Complutense de Madrid aprendí física de la mano de grandes investigadores y pedagogos, y ahora desde Reino Unido, me hace valorar todo el tiempo que el profesorado puso a disposición del alumnado.

Las mujeres siempre han tenido papel en la ciencia, y poco a poco se les va dando reconocimiento. Iniciativas como los Premios WONNOW, o Innovadoras TIC, son muy importantes para poner de relevancia nuestra presencia. Soy partidaria también de establecer cuotas en instituciones, departamentos, grupos de investigación (e.g. mínimo 30% mujeres) para poder alcanzar la paridad antes. Una vez hay una “masa crítica” de mujeres, el sistema se equilibra solo. Ellas sirven de referente y animan a más mujeres a hacer ciencia.

Durante el grado, hice estancias de investigación en diferentes instituciones donde fui supervisada por investigadoras que se convirtieron en mis mentoras: Dr. Yiqing Liu, Dr. Sascha T. Zeegers, Dr. Wilma Trick, Prof. Francesca Fragkoudi, Prof. Licia Verde. Ellas dedicaron su tiempo a enseñarme tanto a hacer ciencia como a navegar el ámbito académico, se aseguraron de que siempre tuviera confianza en mí misma y en mis capacidades, y me aconsejaron a la hora de decidir sobre los siguientes pasos en mi carrera profesional. Sin ellas yo no estaría donde estoy hoy. Así, quiero también que mi investigación sea para todas las personas, y me gusta involucrarme en proyectos de divulgación para atraer más mujeres a áreas STEM.

Las animo a participar en actividades extracurriculares donde poder descubrir lo que les apasiona (¡y lo que no!). También, creo que es muy importante hacer preguntas continuamente, sin tener vergüenza, para no perder el interés en lo que se está escuchando o haciendo. Y, por último, tejer redes de apoyo para así rodearse de personas de confianza que quieren lo mejor para nosotras y nuestro futuro.