Laia Subirats es una investigadora y docente en el ámbito de la Inteligencia Artificial (IA) y la Ciencia de Datos, cuya carrera destaca por su compromiso con la aplicación de estas disciplinas en la mejora de la calidad de vida y la educación. Su trayectoria profesional comenzó tras concluir estudios avanzados en Ingeniería de Telecomunicaciones y un Máster en Ingeniería Telemática, lo que la llevó a considerar un doctorado industrial como un puente entre la academia y la industria. Este camino la condujo a Eurecat – Centro Tecnológico de Cataluña, donde participó en proyectos pioneros como Círculos de Salud, en colaboración con el Institut Guttmann. Este proyecto marcó el inicio de su dedicación a combinar la ciencia de datos con la medicina, especialmente enfocándose en personas con diversidad funcional de origen neurológico. Actualmente, es profesora en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en donde también lidera investigaciones en el grupo NeuroADaS Lab del eHealth Center de la propia UOC.

Llevaba algunos años albergando la idea de hacer un doctorado industrial después de realizar diferentes becas en empresas durante la carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones y de un Máster en Ingeniería Telemática que cursé gracias a una beca de “la Caixa”.  Pensaba que esta opción me permitiría hacer investigación en un campo que interesara a la industria y hacer transferencia de conocimiento para que me abriera más fácilmente las puertas de la industria. Pero seguía siendo una idea vaga hasta que llegué a Eurecat – Centro Tecnológico de Cataluña y tuve la oportunidad de  trabajar en un proyecto llamado Círculos de Salud en colaboración con el Institut Guttmann, un hospital líder en el tratamiento médico, de cirugía y rehabilitación de personas con diversidad funcional de origen neurológico. Había oído hablar del Instituto Guttmann cuando era pequeña, y  pensé que sería apasionante combinar ciencia de datos  y medicina. Desde entonces he trabajado en este campo y en temas de enfermedades raras, sesgos y ciencia ciudadana. Finalmente, también he aplicado la ciencia de datos en el mundo de la educación.

Desarrollar un sistema para analizar y predecir la calidad de vida de las personas con diversidad funcional de origen neurológico, tanto de manera individual como poblacional, usando estándares de la Organización Mundial de la Salud que ha dado lugar a varias publicaciones científicas y a una patente PCT. Otra contribución significativa en la que participé fue un estudio del impacto que tuvo el COVID-19 en la educación superior que ha dado lugar a publicaciones científicas y ha tenido impacto en un informe de política del Banco Mundial. 

La transición no ha sido tan abrupta como podría imaginarse. Desde hacía 7 años que colaboraba con la UOC en el Máster de Ciencia de Datos y el Grado en Ingeniería Informática, y ambas instituciones tienen interés en la investigación y la innovación. No obstante, ahora estoy trabajando a tiempo completo en la UOC y pertenezco al grupo NeuroADaS Lab afiliado al eHealth Center de la UOC, y tengo más margen de maniobra en lo que se refiere a la investigación. Además, la docencia virtual encaja con mi vocación de ayudar a las personas a formarse a lo largo de la vida, personas que viven en zonas rurales y también los nómadas digitales. 

En referencia a escoger pienso que son etapas de la vida y también depende del contexto del mercado tecnológico. Ahora estoy muy ilusionada de estar a tiempo completo en la UOC, pero haber estado más de 15 años en la industria me ayuda a transmitir esta experiencia industrial y práctica al alumnado y contribuir en la transferencia de conocimiento en la universidad. En otros países como Estados Unidos, hace tiempo que hay multinacionales que hacen investigación aplicada y, en nuestro país, cada vez más instituciones y empresas realizan investigación aplicada a través de programas como los doctorados industriales.

Actualmente, el mayor desafío en educación sobre inteligencia artificial (IA), creo que es el uso de las IA generativas. Es fundamental hacer un buen uso de ellas y desde la UNESCO hay guías y el Consenso de Beijing sobre ello. Otro tema que está sobre la mesa y está relacionado es el uso de móviles en los centros educativos. En concreto, en Poblenou, el distrito tecnológico de Barcelona y donde está la sede de la UOC, ha surgido por ejemplo la iniciativa de ‘Adolescencia libre de móviles’.

Además de leer o ver en películas las historias inspiradoras de Maria Salomea Skłodowska-Curie, Emmy Noether o Sofía Kovalévskaya, he tenido la suerte de ser alumna de profesoras como Gemma Piella, Rosa Gil Iranzo y Dolors Sala, que no sólo me han transmitido conocimientos, sino que me han ayudado a enfocar mi carrera profesional. De ellas, también, he aprendido la importancia de sacar la mejor versión de cada uno para construir un mundo mejor, y de trabajar de manera continua y colaborativa. Otra gran referente ha sido Karina Gibert, que me ha transmitido que desde la universidad también se puede tener mucho impacto en la industria y, en la ciudadanía, en general. Finalmente, querría mencionar a Ágata Lapedriza que desde hace años es profesora de la UOC, y de la que admiro su capacidad de tener impacto global a través de sus colaboraciones con instituciones norteamericanas. 

Mis objetivos están relacionados con la aplicación de la IA al campo de la diversidad funcional de origen neurológico, aplicando técnicas como el aprendizaje automático, el aprendizaje federado, o la ciencia ciudadana. También, quiero mantener la investigación en la línea de la aplicación de la IA al campo de la educación, ayudando al estudiantado a aprender de manera más personalizada y continua con el objetivo de que consoliden mejor los conocimientos.

En el futuro, estoy especialmente interesada en el estudio de sesgos en inteligencia artificial en el ámbito médico. Y más concretamente, en el estudio de sesgos de sexo, género, etnia y clase social.

Aunque hace tiempo que todo el mundo habla de la necesidad de profesionales de la ingeniería en el mercado y que es la profesión ‘más sexy’, los principales obstáculos de las mujeres son que no conocen las posibilidades que ofrece la ingeniería en términos de impacto social, y también que ven la ingeniería como muy competitiva y poco colaborativa. Tampoco conocen las posibilidades que ofrece la ingeniería en términos de conciliación (facilitando el trabajo en remoto parcial o total),ni la gran cantidad de profesionales con los que puedes colaborar y aprender (no sólo trabajas con ingenieros, sino también con médicos, psicólogos, profesores, físicos o deportistas de alto nivel). Estar en contacto con distintos perfiles te hace crecer como persona y te permite ofrecer una visión más global y enriquecedora.

Mi consejo es que encuentren su pasión sin tener en cuenta los prejuicios. La tecnología es un campo apasionante, interdisciplinar, innovador, colaborativo y que ofrece una gran cantidad de oportunidades.