Innovadoras TIC charla con Idoia Ochoa sobre el procesamiento de datos en el genoma para impulsar la medicina personalizada. 


Hola Idoia. Vamos a comenzar la entrevista conociéndote un poco mejor. Nos gustaría que nos contaras más sobre ti y tu trayectoria.

Hola, pues soy de Donostia, y siempre me encantaron las matemáticas y los ordenadores. Así que cuando llegó la hora de elegir carrera, estaba entre matemáticas puras, informática e ingeniería de telecomunicaciones. Tengo que decir también que me llamaba medicina e INEF, porque me encantaba el deporte también. Al final me decante por telecomunicaciones porque tiene un poco de todo, y me pareció que era la mejor opción para abrirme más puertas. En el último año de carrera no sabía muy bien qué hacer en el ámbito profesional, y realicé entrevistas para consultorías, empresas más técnicas, etc. No obstante, durante el proyecto final de carrera, que realicé con un profesor de la universidad, me di cuenta de que me gustaba el ámbito de la investigación. Mi advisor me animo a irme a Estados Unidos a completar el doctorado (él había realizado allí el doctorado, en California, y desarrollado el inicio de su carrera profesional en ese país).

Mire opciones, y aplique a la beca de La Caixa para estudios de postgrado en estado unidos. Tuve la suerte de que me la concedieran, tras lo cual apliqué a varias universidades estadounidenses tanto para master como doctorado. Una de las universidades en la que me aceptaron fue Stanford (en aquella época yo ni siquiera sabía dónde estaba Stanford…), y allí me fui a hacer el doctorado. La experiencia en Stanford fue dura pero increíble, y crecí mucho como persona y profesionalmente. Tras finalizar el doctorado, y con varias internships por el camino (Google, Genapsys y la que más fama me ha dado, de technical consultant para la serie “sillicon valley” de HBO), me anime a ir por la rama académica. Aplique a varias universidades, y me hicieron oferta en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, donde me incorpore en enero del 2017 como Assistant professor. En Illinois monte mi propio grupo de investigación, además de impartir clases. Tras tres años en Illinois, decidimos (como familia) volver a España. Yo conseguí un puesto de profesora en TECNUN (escuela de ingenieros de la universidad de navarra), y aquí estamos desde enero de 2020.

Pensando en tu niñez, ¿crees que recibiste una educación con referentes femeninos e información clara para saber el abanico tan amplio de formación con el que contamos?

Creo que la educación que tuve fue buena, en mi caso y pensando en mi entorno, mi madre trabajaba y en ese sentido fue algo positivo para mí. Somos dos hermanas, no sé si a mi padre le hubiese gustado tener un niño, pero, desde pequeñas hemos tenido de todo, ordenadores, impresoras, internet cuando salió… y nos inculcó desde la niñez por ejemplo las matemáticas, nos hacía acertijos en los viajes. Nunca he sentido y nunca me han comunicado que por ser mujer no podía estudiar una ingeniería, por ejemplo, no es un mensaje que yo haya tenido en mi vida. Mis padres en ningún momento nos han dicho no puedes estudiar esto o lo otro porque sois chicas.

Sí que es verdad que, comparando, ahora que tengo tres hijas, se hace más hincapié en el papel de la mujer. Por ejemplo, en que las mujeres pueden ser deportistas. Siempre pongo el mismo ejemplo, pero la última vez que estuvimos en Chicago, pasamos por una tienda y todo eran imágenes de mujeres deportistas y ese tipo de imágenes no las había cuando yo era pequeña y está claro que pueden influir positivamente a las mujeres.

¿Cuándo decidiste que querías estudiar una ingeniería? ¿cómo se produjo ese cambio de telecomunicaciones a biomedicina?

Como te decía antes, me gustaban mucho las matemáticas y la informática desde pequeña y decidí ir por el camino de las telecomunicaciones precisamente porque tenía ambas doctrinas. Lo vi como una base para luego centrarte en lo que quieras.

El nombre de ingeniería de telecomunicaciones creo que es un poco confuso porque no es sólo telecomunicaciones, sino que trabajas electrónica, matemáticas, estadística, programación…. con todos esos conocimientos no te tienes que dedicar al wifi o a las antenas. Yo empecé con el ámbito de la teoría de la información que sí puede estar más relacionado con la comunicación, pero cuando fui a Stanford a hablar con el que sería mi tutor del doctorado, le dije que no quería hacer cosas teóricas, quería cosas aplicadas que luego la gente pudiese usar, algo más práctico.

Fue él quien me habló de los datos genómicos y me gustó la idea porque además en su día tuve en mente estudiar medicina. En el doctorado lo primero que hice fue desarrollar archivos para comprimir datos genómicos ya que ocupan mucho espacio, lo que se llaman algoritmos de compresión. Desde entonces, con colaboraciones en diferentes proyectos, me fui metiendo más en el ámbito de la biomedicina.

¿Cómo ha sido tu trayectoria en EEUU donde has desarrollado tu actividad en biotecnología y biomedicina? 

Como ya he comentado, empecé en Stanford con el doctorado, primero en temas de compresión, luego colaborando con algún médico me metí también en el análisis de datos perse. Hice el máster y a partir de ahí decidí irme por la rama académica y apliqué para ser profesora y me cogieron en la Universidad de Illinois donde monté mi propio grupo de investigación. Por lo que ya tengo mis propios estudiantes de doctorado, mis propias colaboraciones, y conseguí proyectos propios pero la línea de investigación en sí ha sido parecida.

Ahora estoy en TECNUN y la idea es seguir haciendo lo mismo.

Has conseguido desarrollar algoritmos que faciliten el procesamiento de datos sobre el genoma, lo que supone el precedente de una medicina personalizada. ¿Qué ventajas va a tener esto para médicos y pacientes?

Una de mis líneas de investigación es desarrollar no solo algoritmos de compresión para los datos sino básicamente, los datos que se generan ahora al secuenciar son muy grandes, pueden llegar incluso a 1TB por lo que, almacenar esos datos, transmitirlos, analizarlos…es algo complicado. Por eso estamos desarrollando métodos para facilitar ese trabajo. Por ejemplo, comprimirlos de manera óptima de forma que, si los tienes que guardar 3 años por temas clínicos, que no te ocupen mucho espacio y por tanto te gastes menos dinero en almacenaje. Si los tienes que transmitir pues lo mismo. Hasta ahora se mandaban discos duros con los datos porque no los podías descargar por Internet. Por otra parte, si quieres acceder a los datos de una parte del genoma ya no es necesario que te descargues todo ese terabyte, puedes acceder a x genes y descargarte sólo esos. Todos estos métodos van a favorecer que se hagan más rápidos todos los
análisis.

Ahora mismo, se están generando muchísimos datos, cada vez más y gracias a que los tenemos podemos analizarlos. Por ejemplo, hasta ahora los tratamientos se ponían en función de lo que el médico veía en el paciente y luego los datos clínicos. La idea es que, además de todos estos datos que se tienen tradicionalmente, meter el genoma, lo que nos daría una información extra. Esto nos ayudará a aumentar las probabilidades de que un tratamiento funcione y lo haga de manera rápida.

En el mundo de la ciencia y la investigación, como en tantos otros sectores, sigue habiendo una gran brecha de género, ¿has sentido
un trato desigual en tu trayectoria? 

Efectivamente hay muchísimos más hombres que mujeres, sobre todo en EEUU. Ahora que estoy en TECNUN sí que veo la diferencia, aquí hay mucha más presencia femenina, cosa que se agradece. En EEUU es un mundo muy masculino, por ejemplo, todo el tema de compresión que estamos trabajando en un estándar con ISO y EMPEC, cada vez que voy a una reunión veo a 10 mujeres y 200 hombres.

Por otra parte, creo que no he sentido discriminación como tal, en general siempre me han tratado bien pero no quita en que crea que hay vallas porque al haber más hombres yo creo que la gente tiende a pensar en que entre un hombre y una mujer, el hombre es mejor. Pero también se está haciendo un esfuerzo, sobre todo en EEUU, porque haya más igualdad, algo muy importante.

Cuando hice un internship en una start-up pequeña, el grupo en el que estaba yo en ingeniería eran todo hombres y yo. Ahí sí que oí comentarios por parte de uno de los ingenieros diciendo que si contrataban a una mujer que él seguramente iba a asumir que la habían contratado por ser mujer y ahí está el problema. Porque si a mí ahora me contratan en una empresa y la gente piensa que me han contratado por ser mujer, voy a tener que demostrar el doble. Tengo que demostrar
que estoy aquí porque lo valgo y no porque soy mujer. Esto pone a las mujeres en una posición que no deberíamos estar.

¿Cómo es ese momento en el que sabes que has descubierto algo innovador y pionero después de tantos años de investigación?

No es que un día descubras y ¡ale!. No. Vas trabajando en un tema en particular, tienes un método, lo comparas con métodos anteriores y ves que eres mejor. Suele haber métricas con las que te puedes comparar y puedes ver que eres mejor que otros algoritmos, entonces lo puedes publicar y con eso vas avanzando en el campo. Luego puede salir alguien que lo mejore, es una competición bonita en ese sentido.

Tampoco hace falta ser el mejor, en algún momento igual lo eres, pero luego alguien lo mejora, y eso te hace seguir investigando o añades cosas al método. Por ejemplo, descubres que hay unos genes que están relacionados con el cáncer de pulmón y hablas con médicos para que lo validen, ese tipo de cosas te hacen ver que estás aportando tu granito de arena para la medicina personalizada y que sea la propia gente la que se va a beneficiar de todo esto, a mi gusta.

En 2019 fuiste reconocida como una de las 35 jóvenes más innovadoras de Europa por la MIT Technology Review, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, ¿qué ha supuesto esto para ti y tu carrera?

Me hizo muchísima ilusión ver que estaba nominada y que finalmente me dieran el premio. Es prestigio, no hay compensación económica ni nada, pero gracias a que salí en la revista del MIT y a salir en otras entrevistas del País Vasco, por ejemplo, la investigación se ha puesto más a disposición de la gente y pueden entender mejor lo que hacemos. Gracias a esto también me han contactado médicos para colaborar. Ha sido muy positivo.

Eres un referente para otras mujeres y lo serás para las niñas de hoy, ¿qué se siente?

Me encanta, sobre todo con mis hijas, que sepan que pueden hacer lo que quieran y que el género es independiente de lo que hagas en tu vida. Si puedo servir de inspiración para otras niñas es un honor.

¿Qué consejo le darías a todas esas niñas y jóvenes que se plantean ahora su futuro?

Que no diferencien entre hombres y mujeres, que cada uno se ponga sus metas y piensen en lo que quieren hacer y no les eche para atrás ser hombre o mujer. Adelante con lo que te apetezca hacer y esperemos que si lo que quieren hacer está dentro de un campo dominado por hombres, que eso vaya cambiando y cada vez haya más mujeres. Y lo mismo al revés, si es un ámbito, como por ejemplo el de la enfermería, que cada vez haya más hombres. Que cada uno/a aspire a lo que le haga feliz, que lo intente y que todo se puede.