Nuria Oliver es una de las figuras más destacadas en el campo de la inteligencia artificial e impacto social. Con una formación en ingeniería de telecomunicaciones y una carrera en grandes corporaciones como el MIT, Microsoft Research o Vodafone. Nuria cuenta su trayectoria y los caminos más relevantes de su carrera. Desde sus primeros pasos inspirados por una profesora hasta sus actuales proyectos en ELLIS Alicante. Reflexiones sobre la importancia del pensamiento computacional en la educación y el impacto social de la IA. Además, hablará de sus logros, como su trabajo durante la pandemia, y su visión sobre el futuro tecnológico y educativo.  Una entrevista que revela cómo las nuevas herramientas del siglo XXI pueden transformar nuestra sociedad, y qué desafíos enfrenta la educación en este nuevo contexto. 

Hola Nuria. Eres científica informática con una vasta experiencia en inteligencia artificial, ¿cuáles son algunos de los desarrollos más impactantes que has presenciado en este campo a lo largo de tu carrera?

Descubrí la inteligencia artificial cuando estaba en tercero de carrera. Creo que era, gracias a una profesora mía. Estudié ingeniería de telecomunicaciones y esa profesora me propuso escribir un artículo científico para un congreso. Decidí que el artículo fuese sobre las neuronas biológicas y las neuronas computacionales, estableciendo un paralelismo. No recordaba mucho más sobre el artículo. Sin embargo, el otro día, de pura casualidad, en una búsqueda en Internet, me apareció el título del artículo y me pareció muy curioso porque era muy visionario. El artículo se titulaba algo así como «Inteligencia Artificial: las neuronas biológicas versus las neuronas computacionales, dónde está el límite, la creatividad, la libertad». Era muy premonitorio de los temas de los que estamos hablando ahora.

Yo era consciente de que habría escrito eso, pero tengo mucha curiosidad por saber exactamente qué fue lo que puse. Lo hice en colaboración con esta profesora, pero me impactó leer el título porque pensé: «¡Guau, tenía diecinueve años o así!» Ya a esa edad estaba escribiendo sobre estos temas y con una visión tan humanista de la tecnología, sin saber todo lo que iba a pasar después. Al terminar la carrera, decidí que quería ser investigadora en inteligencia artificial. Solicité una beca de la Fundación Obra Social La Caixa, me la concedieron y, entonces, pude ir al MIT al cabo de un tiempo.

Conozcamos aspectos técnicos, ¿podrías compartir algunos ejemplos de proyectos destacados en tu etapa en el MIT, Microsoft Research y otras instituciones?

De los sistemas que han sido más importantes en mi carrera son algunos de los sistemas que hice en MIT, porque representaron el comienzo de mi carrera como investigadora, por ejemplo, un coche inteligente que construí para predecir la maniobra más probable que pudiese hacer el conductor y así tener una conducción más segura. Y, también, estando en MIT, tuve la oportunidad de colaborar en la organización del primer desfile del mundo de ropa inteligente, colaborando con algunas de las mejores academias de moda del mundo, y nosotros aportando toda la parte tecnológica.

Siempre mi objetivo ha sido inventar sistemas inteligentes que ayudasen a las personas de alguna manera. Luego de mi etapa en Microsoft Research como investigadora, tengo algunos proyectos que recuerdo con bastante cariño. Uno de ellos, fue un sistema que hice para hacer una oficina inteligente que pudiese reconocer automáticamente lo que hacía la persona para evitar interrupciones innecesarias, por ejemplo, cuando una persona está muy concentrada o para poder automáticamente saber si la persona estaba o no estaba en la oficina.

Ese sistema además de que ganó premio al impacto técnico, al cabo de diez años en un congreso científico, también tuve la oportunidad de hacer una demo en tiempo real de ese sistema con Bill Gates en el escenario, en un congreso con tres mil y pico personas. Yo rezando porque el sistema no fallaste, porque claro, primero son proyectos de investigación y segundo son sistemas probabilísticos, no son deterministas. Y cualquier cosa puede pasar en una demo. Pero bueno, funcionó bien. 

Equipo de investigación ELLIS Alicante 

¿Y de tu etapa en Telefónica?

De mi etapa en Telefónica, probablemente, es una de las áreas por las que más pasión siento, y comencé siendo directora… Hicimos proyectos en Latinoamérica, proyectos para fomentar la inclusión financiera, para fomentar la democratización de la educación o para dar una mejor respuesta ante una pandemia o ante desastres naturales. 

Cuando dejé Telefónica, y me nombraron directora mundial de investigación en ciencias de datos en Vodafone, también creé esa área, como Vodafone tiene presencia en África, hicimos proyectos muy interesantes, de Ébola, por ejemplo, en colaboración con Naciones Unidas, o de Malaria. 

¿Y después? ¿Cómo has pasado a dirigir un equipo de investigación?

Durante la pandemia, sin duda, mi proyecto más emblemático, fue el tener la oportunidad de liderar un equipo de más de una veintena de investigadores de toda la Comunidad Valenciana para trabajar en el uso de los datos y la inteligencia artificial para modelar mejor la propagación de la pandemia y ayudar a una mejor toma de decisiones en las políticas públicas. Este trabajo entre otras cosas fue el ganador mundial del Exprize Pandemic Response Challenge, que fue un reto mundial en el uso de la inteligencia artificial para la lucha contra la pandemia, siendo la primera vez en la historia que un equipo español ganaba una competición Exprize. Luego, desde el año 2021, uno de mis proyectos más importantes es Ellis Europa y Ellis Alicante. 

Ellis Europa por querer hacer todo lo posible para contribuir a la competitividad de Europa, en el que utilizamos el talento y crear un entorno que permita atraer y retener el talento investigador excelente. Tenemos como foco la investigación en inteligencia artificial, ética responsable y para el bien social.

En una entrevista para un medio nacional, mencionas algo que esta Fundación defiende, y es la educación digital, es decir, utilizar el móvil para “programar” o “como un recurso útil o saludable” ¿Crees que debe cambiar algo desde los centros educativos? 

Respecto a la tecnología y la educación, desde hace muchos años, llevo proponiendo dos soluciones y el desarrollo de dos áreas, o al menos de dos ámbitos muy importantes, que creo son fundamentales para asegurarnos de que los niños y adolescentes puedan contribuir en áreas tecnológicas. 

He defendido durante años la introducción de una asignatura transversal y troncal desde primero de primaria. Esta asignatura debería estar en las aulas y conllevaría el desarrollo de cinco competencias básicas: el pensamiento algorítmico, la programación, los datos, las redes y el hardware. Creo que esos conocimientos son necesarios en el siglo XXI, tan necesarios como aprender a leer, escribir y matemáticas básicas lo eran en la segunda revolución industrial, pero ahora estamos en la cuarta revolución industrial.

Es muy importante enseñar pensamiento computacional, y es crucial destacar que no es necesario tener ordenadores en los primeros años para enseñar esta habilidad; se puede enseñar de otras maneras en los primeros cursos. Tan importante como la inclusión de estas nuevas competencias relativas al «qué» enseñar, es también reforzar el «cómo» enseñar o fortalecer una serie de habilidades que nos caracterizan como seres humanos y que quizás no estamos desarrollando todo lo que deberíamos. Habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y nuestras habilidades de inteligencia social y emocional. Sabemos que estas son clave no solo para nuestro bienestar, sino también para nuestras habilidades que, si no se desarrollan, se pierden y, si no se alimentan de alguna manera, tampoco se desarrollan.

¿Crees que existe una brecha educativa tecnológica? ¿Qué solución se podría incorporar a los profesores de España? ¿Aprender IA es una opción?

Bueno, yo creo que la intersección entre la inteligencia artificial y la educación tiene varias dimensiones. Por una parte, en cuanto a qué enseñamos, creo que más que enseñar inteligencia artificial, deberíamos centrarnos en enseñar pensamiento computacional. En los últimos cursos de enseñanza de pensamiento computacional, podría haber módulos de inteligencia artificial, pero pienso que el pensamiento computacional es la base sobre la que podemos construir. Luego está la intersección de la inteligencia artificial en la educación desde el punto de vista de cómo nos permite personalizar la educación, adaptándola a las necesidades y características de cada estudiante, y cómo puede suplir la diversidad funcional, tanto física como intelectual, que pueda haber en las aulas. Es una gran aliada y herramienta, pero también, evidentemente, desde 2022 con la irrupción de ChatGPT, es necesario hacer una profunda reflexión sobre el impacto que tiene la ubicuidad y disponibilidad de herramientas muy potentes de inteligencia artificial en el contexto del proceso educativo. 

Aquí, en Alicante, tenemos un proyecto muy interesante que está muy alineado con toda mi trayectoria científica y mi objetivo de desarrollar tecnología centrada en las personas. Este proyecto se llama Mike y tiene como objetivo fomentar el pensamiento crítico en los estudiantes a través de un chatbot que aplica el método socrático. De manera que, en lugar de dar todas las respuestas, lo que hace es formular las preguntas adecuadas que ayudan a encontrar las respuestas.

¿Puedes desarrollarlo un poco más? suena interesante…

Sí, consideramos que no es positivo para el ser humano tener siempre a nuestra disposición sistemas de inteligencia artificial que, de manera casi instantánea, nos respondan a todo. Además, muchas veces las respuestas son erróneas. Pero más allá de si las respuestas son correctas o no, no es beneficioso para el ser humano no detenerse siquiera a leer la pregunta, porque simplemente ingresamos la pregunta en un sistema de inteligencia artificial y obtenemos la respuesta. ¿Qué valor tiene eso? No tiene ningún tipo de valor ni aporta nada al ser humano.

Pensamos que, si nosotros, los humanos, somos los que estamos creando tecnología, esta debería ayudarnos a desarrollar nuestro potencial y crecer como personas. Por eso creemos que una de las habilidades fundamentales es desarrollar el pensamiento crítico. 

En ese sentido, creemos que la inteligencia artificial puede ser una buena aliada, y por eso estamos explorando este proyecto de investigación que utiliza el método socrático en el contexto educativo.

¿Cómo ves el futuro de la interacción humano-digital y cuáles son algunas de las tendencias emergentes en este campo? ¿Cuándo poner límites al ‘Fomo’ tecnológico?

Sí, bueno, a ver, uno de los grandes motivos por los que dejé el sector privado, donde había desarrollado mi carrera en un contexto siempre tecnológico, fue un proceso de reflexión precisamente sobre el futuro de la tecnología que estamos inventando y el impacto de dicha tecnología tanto en la sociedad como en el planeta. Creo que es necesaria más investigación independiente, libre de intereses económicos, sobre la intersección entre la inteligencia artificial y la sociedad. Eso es a lo que se dedica el proyecto en Alicante.

A estas alturas de mi vida, me he embarcado en la creación de una fundación de investigación, una ONG para hacer investigación realmente independiente, libre de la influencia de intereses económicos de empresas tecnológicas. Creo que es algo fundamental; hay preguntas muy importantes sobre el impacto medioambiental de la tecnología, y, especialmente, de la inteligencia artificial, que no podemos obviar. Alguien tiene que dedicarse a esto. Evidentemente, no somos los únicos, pero sí que hay un déficit de inversión y de esfuerzos en investigación independiente. Creo que esta es una de las áreas más importantes que debemos reforzar.

¿Y respecto a nosotros, a los ciudadanos?

Otra área importante que debemos reforzar es la educación de la ciudadanía. No hay sociedad más fácilmente manipulable y más vulnerable que una sociedad ignorante. En el caso de la tecnología en general y, específicamente, en el de la inteligencia artificial, todavía tenemos mucho trabajo por hacer en educación y divulgación científico-tecnológica. Es fundamental desmitificar la inteligencia artificial, informar y educar para que colectivamente podamos decidir qué tipo de tecnología queremos y qué tipo de desarrollo e innovación tecnológica deseamos.

¿Cómo afecta la falta de diversidad de género en áreas tecnológicas y en el desarrollo de carreras STEAM?

Bueno, el contexto de las niñas, adolescentes y mujeres en las carreras STEAM es complejo. No me gusta hablar de carreras STEAM en general, porque hay una falta de diversidad de género masculino en algunas áreas STEAM, y una gran falta de diversidad de género femenino en otras. Si nos fijamos en las ciencias y observamos disciplinas como biología y medicina, muchas de las carreras biológicas y médico-biológicas están dominadas por mujeres, al menos en las facultades. Por lo tanto, creo que lo importante es centrarnos más en la parte tecnológica. Dentro de esta área, las ingenierías cercanas a la informática, y la informática misma, son las disciplinas con menor diversidad de género.

Esto es negativo desde el punto de vista de la innovación y de cuán inclusiva es esa tecnología que intentamos desarrollar. También es negativo desde una perspectiva económica. Solo en Europa se estima que la falta de diversidad de género en el sector tecnológico tiene un impacto anual de miles de millones de euros. Por tanto, es evidente que un mensaje muy importante es intentar inspirar a las nuevas generaciones de niñas y adolescentes a que consideren estudiar una carrera tecnológica. Es crucial que se den cuenta de que muchos de los estereotipos no corresponden con la realidad.

¿Qué consejos darías a las jóvenes científicas?

A las nuevas generaciones, les diría que vivimos en un momento fascinante, en un mundo lleno de oportunidades. Mi principal mensaje es que aprovechen las oportunidades que tenemos. Hace veinte, treinta, cuarenta, o cincuenta años, todas estas oportunidades no existían. Oportunidades de aprendizaje, de poder viajar al extranjero, de poder aprender en otros países y regiones, y de colaborar. Quizás no las valoramos ahora porque las tenemos, pero históricamente no siempre hemos contado con ellas. A lo largo de la historia, es importante valorar estas oportunidades e intentar aprovecharlas al máximo.

Además, es importante animar tanto a los profesores y profesoras como a los familiares a que fomenten este interés. Como mensaje más general, es esencial promover la diversidad de género en la tecnología para garantizar una innovación más inclusiva y aprovechar todo el potencial económico del sector.