Marta Macho-Stadler es matemática y divulgadora científica, profesora de Geometría y Topología y especialista en Teoría Geométrica de Foliaciones y Geometría no conmutativa. ¡Descubre más sobre ella y su trayectoria!
Nos gustaría que nos contaras más sobre tu experiencia, ¿Cómo llegaste a estudiar matemáticas y por qué crees importante promocionar la divulgación científica liderada por mujeres?
Las matemáticas llegaron de manera natural. En realidad me gustaba todo, desde la lengua hasta las matemáticas, pasando por todo lo demás. Creo que era curiosa, tenía ganas de aprender y me lo pasaba bien estudiando, sobre todo las matemáticas, que se me daban especialmente bien. Me divertía haciendo ejercicios, resolviendo problemas.
Es importante promocionar cualquier iniciativa liderada por mujeres; por supuesto la divulgación científica no puede quedarse fuera. Las mujeres debemos ocupar el lugar que nos corresponde en cualquier espacio. Es una simple cuestión de lógica… y de justicia.
Hay científicas más que suficientes para poder llevar a cabo una divulgación rigurosa y eficaz. En mi opinión, no todo el mundo debe divulgar. Hay que saber hacerlo con empatía y rigor, con cercanía, entendiendo a qué público te estás dirigiendo y adaptando el discurso en cada foro. Para ello hay que conocer muy bien el tema del que vas a hablar y tener unas buenas capacidades de comunicación.
Las científicas tenemos muchas cosas que contar desde nuestra especial mirada, desde nuestro punto de vista. La decisión de cómo se explican ciertos conceptos o los ejemplos elegidos para aclararlos dependen mucho de las personas, de sus intereses y su cultura general. Por ello, cada historia de ciencia puede ser contada de maneras diversas.El punto de vista de las mujeres, en general, se centra menos en ellas mismas y más en el mensaje que se quiere difundir. Para mí eso es clave. En mi caso, estoy harta de ver a divulgadores (y algunas divulgadoras) con unos egos desorbitados, hablando continuamente de sí mismos a lo largo de sus discursos sobre aspectos de la ciencia. Parece que vivimos en una época especialmente narcisista en la que el selfie y el autobombo dominan. Las mujeres pueden aportar una divulgación extraordinaria en contenidos y mucho menos egocéntrica. Es decir, mejor.
Además, ver más divulgadoras ayudaría a entender a toda la sociedad que las mujeres están haciendo ciencia seria, la dominan a la perfección, tienen ganas de contar lo que hacen y lo hacen de manera extraordinaria. Ellas son modelos, referentes indispensables para niñas y niños, madres y padres, abuelas y abuelos, profesorado, personas orientadoras… todas las que aconsejan a chicas y chicos a la hora de elegir sus estudios, sus futuras profesiones.
No quiero olvidar en este capítulo de la divulgación científica a las magníficas profesionales procedentes del mundo del periodismo que escriben reportajes, realizan entrevistas o narran eventos. Las preguntas que realizan, los aspectos que tocan en cada tema de ciencia que abordan son diferentes, especiales, muy necesarios. Insisto, todas ellas, científicas y periodistas aportan diversidad, criterio, pluralidad y buen oficio en el mundo de la divulgación de la ciencia.
Eres profesora de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) desde hace más de 30 años, según los datos que ofrece anualmente el Sistema Universitario Español del Ministerio de Educación y basándote en tu experiencia, ¿a qué crees que se debe el descenso del número de alumnas en esta última década?
¡Y más de 35 años! En la última década ha descendido el número de matrículas en general. Supongo que se debe en parte a la falta de oportunidades en el mercado laboral, sobre todo en algunas carreras. Quizás sea en carreras mayoritariamente elegidas por mujeres (más vinculadas a Humanidades) en las que es difícil encontrar un trabajo acorde con la formación recibida. La formación profesional ha ganado fuerza, con menos años de formación y mayores posibilidades de contratación. Quizás algunas mujeres hayan decidido optar por esta vía.
Aún así, las mujeres siguen siendo mayoría en la universidad. De hecho, el informe Igualdad en cifras MEFP 2021 (con datos del curso 2018/2019) indica que ese año académico las mujeres representaban el 55,2 % del alumnado universitario de grado, el mayor porcentaje respecto a cursos anteriores (55,1 % en 2017/2018, 54,7 % en 2016/2017 y cifras similares hasta el 54,3 % en 2009/2010). Es decir, las mujeres estudian carreras universitarias en mayor proporción que los hombres.
De cualquier manera, lo que sí se ha observado es una disminución del porcentaje de mujeres en algunas carreras y un estancamiento en otras, sobre todo en el ámbito científico-tecnológico. Los datos (provisionales) del curso 2019/2020 del informe “Igualdad en cifras MEFP 2021” dan estos datos de mayor presencia de alumnas en estudios de Educación (77,9 %) y de Salud y Servicios Sociales (71,8 %) y de menor presencia en Ingeniería, industria y construcción (29 %) e Informática (13,4 %). Los datos en Ingenierías son terribles en algunas especialidades, y el caso de la informática sigue siendo especialmente trágico porque la matrícula de las mujeres sigue descendiendo. ¿Por qué? El futuro, mejor dicho, el presente, es tecnológico. Y en ese ámbito tiene que haber mujeres (añadiría que feministas, mucho mejor) que trabajen, opinen, lideren y decidan. Sin mujeres en estos ámbitos, la brecha digital será terrible. Además, ¿por qué dejar solo en manos de los hombres las decisiones sobre nuestro futuro tecnológico?
Un ámbito que conozco mejor es el de las matemáticas. Sorprendentemente está disminuyendo el número de alumnas en una carrera que siempre ha sido paritaria. Disminuye porque ellas eligen menos la carrera y ellos más. ¿Mi percepción? Los estudios de matemáticas han sido, hasta hace unos años, una carrera con la docencia como principal salida laboral. Y la docencia está muy feminizada. Sin embargo, cada vez se diversifican más las salidas profesionales. Las empresas demandan más profesionales universitarios especialistas en áreas concretas frente a profesionales en ingenierías, de perfiles mucho más generalistas. Los equipos son cada vez más pluridisciplinares, y en cualquiera de ellos se necesitan especialistas en matemáticas. Es una carrera, la de matemáticas, con unas excelentes perspectivas laborales. Muchos chicos habrán abandonado las ingenierías por grados como matemáticas o física. Quizás muchas chicas los habrán abandonado precisamente por las perspectivas de futuro. Esta opinión que planteo es compartida por muchas personas de mi entorno universitario: percibimos que los chicos persiguen carreras de éxito (laboral), mientras que a las chicas no les motivan las mismas razones a la hora de elegir carrera.
Los avances en neurociencia son cada vez más contundentes: no existen cerebros femeninos y masculinos. Los cerebros son altamente plásticos y se moldean dependiendo de las experiencias vividas y los diferentes aprendizajes. Las mujeres y los hombres tenemos las mismas capacidades intelectuales a la hora de abordar cualquier estudio. Si somos, más o menos, 50-50%, deberíamos estar cursando de manera similar cualquier estudio. Y si no lo hacemos, eso se debe a sesgos, estereotipos… es algo puramente cultural y social. Debemos tenerlo en cuenta para intentar romper con las desigualdades.
También eres la editora en el blog Mujeres con Ciencia, participas en ZTFNews.org (Facultad de Ciencia y Tecnología, UPV/EHU) y en el Cuaderno de Cultura Científica (Cátedra de Cultura Científica, UPV/EHU), entre otros. ¿Es la divulgación científica una parte indispensable en tu trabajo?
Sí, es una parte muy importante de mi día a día. De hecho, en este momento he abandonado la investigación porque no puedo dedicarme a tantas cosas a la vez. Todo (docencia, investigación, divulgación y gestión) necesita mucho tiempo de preparación y dedicación.
Empecé colaborando en el blog de mi facultad, ZTFNews.org, en el que debía escribir contenidos matemáticos, pero al final, como no escribía casi nadie, terminé redactando pequeñas reseñas de noticias o efemérides de ciencia en general. Luego llegó el Cuaderno de Cultura Científica, en el cual colaboro cada dos miércoles en la sección de Matemoción, haciendo eso mismo que sugiere el nombre, emocionando a través de las matemáticas. Y finalmente, en 2014, llegó la edición de Mujeres con Ciencia, otro de los blogs de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU, en el que hablamos de ciencia a través de sus protagonistas femeninas. Desde pioneras hasta científicas de hoy en día. A través de diferentes formatos tenemos ¡a más de 1 500 mujeres científicas en nuestro blog! Este último proyecto es el que más dedicación necesita. Pero es tiempo más que bien empleado. (aunque mucho de él sea fuera de mis horas de trabajo). Es una mezcla de activismo y labor divulgadora enriquecedora y realmente necesaria para callar a aquellas personas que opinan que “las mujeres no han aportado nada a la ciencia”. A las pruebas nos remitimos. Han aportado mucho, muchísimo, y desde siempre. Pasaros por el blog para comprobarlo.
Una parte importante de la divulgación científica que realizas es a través de la literatura, ya que eres la responsable de las secciones de Literatura y Matemáticas y de Teatro y Matemáticas en el portal DivulgaMAT de la Real Sociedad Matemática Española y coordinadora del libro Mujeres matemáticas. Trece matemáticas, trece espejos (2019), ¿Dónde nace la idea de escribir este libro?
Sí, entiendo que las matemáticas son transversales a todo. La literatura cuenta historias de nuestras vidas y por ello las matemáticas deben aparecer en esas historias. Me gusta leer, me gustan las matemáticas, entiendo la vida como un continuo mestizaje y por ello siempre me ha parecido que era importante unir disciplinas aparentemente tan alejadas en intereses y maneras de trabajar. Es maravilloso encontrar teoremas matemáticos en libros de suspense, alusiones a la geometría en una novela de aventuras, combinatoria en la poesía o una estructura matemática precisa en determinados textos. No se me ocurre una manera mejor de aprender, insistiendo en la enorme importancia de una lectura sosegada y reflexiva junto a la necesidad de “reconciliarse” con las matemáticas, tan poco queridas por muchas personas.
El libro Mujeres matemáticas. Trece matemáticas, trece espejos fue un encargo de la Real Sociedad Matemática Española para su colección Biblioteca Estímulos Matemáticos. Querían publicar un libro sobre mujeres matemáticas y me dejaron total libertad para plantearlo y llevarlo a cabo. Me pareció que sería hermoso un texto coral, con 13 mujeres retratadas (un número especial), de disciplinas distintas, diferentes orígenes, con miradas diferentes, estilos diversos… Y, gracias a la generosidad de quince personas, este libro es un hermoso homenaje a todas las mujeres que han investigado, enseñado y difundido tantas ideas matemáticas.
Fuiste Premio igUAldad 2015 de la Universidad de Alicante, y en octubre de 2015 se te concedió una de las Medallas de la Real Sociedad Matemática Española (RSME) en su primera edición. ¿Qué sentiste al ver reconocido tu trabajo?
Por supuesto, una gran alegría. Porque alguien me había propuesto como candidata para ambos galardones y porque el jurado había elegido mi candidatura como válida. Pero tengo los pies en el suelo y entiendo qué es un premio, y que a veces solo hay que estar en el sitio preciso, en el instante preciso, para que algo funcione. Insisto en que agradezco profundamente estos reconocimientos que me han proporcionado voz para reivindicar fundamentalmente a todas las mujeres que, desde siempre, han contribuido al conocimiento en todos sus aspectos. Y no desaprovecho ninguna ocasión para hacerlo.
Cooperaste en la formación científica del profesorado universitario de Nicaragua como vía de desarrollo del país. ¿Cómo fue esta experiencia?
Es una de las experiencias más hermosas que he tenido. Viajé durante varios años, fuera de nuestro periodo lectivo, para hacer lo que mejor se me da: contar matemáticas. Y al final he aprendido más de todas aquellas vivencias que, seguramente, lo que allí pude dejar. En las dos, tres o cuatro semanas de estancia que realizaba en cada viaje trabajaba mucho, daba cuatro horas de clase al día o las que fueran, ayudaba en trabajos académicos… y el retorno era impresionante. Conocí a muchas de las familias de mis alumnas y alumnos. Qué personas más generosas, compartiendo conversaciones, paseos, historias vitales. Una lección de vida, sin duda. Tras fallecer mi persona de contacto en Managua, el programa de formación decayó. Pero sigo en contacto con muchas de las personas con las que me crucé allí, sobre todo alumnas y mujeres que trabajaban en las casas de protocolo en las que me alojaba (casas humildes, muy cerquita de la universidad). Con estas mujeres desayunaba y me reía cada mañana mientras ellas lavaban ropa (a mano), comenzaban a cocinar los frijoles y el arroz del día, cortaban fruta… Hablo de vez en cuando con Doña Aura por teléfono y por correo electrónico, algunas de mis alumnas me cuentan cómo les va la vida, como van sus clases… Espero poder visitarlas en algún momento.
Háblanos de las referentes femeninas que has tenido. ¿Consideras que has tenido suficientes? ¿Quiénes han sido?
En realidad, he tenido pocas. Y además he sido consciente de ello tarde, cuando empecé a trabajar, a viajar, a entender… Pero diría que casi todas las mujeres que me han acompañado en algún momento de mi vida me han dejado huella: mi madre, mis hermanas, las mujeres de mi familia (en sentido amplio, entiendo mi familia como mi gente, amigas o parientes), algunas de mis compañeras o Doña Aura… Hay mujeres de las que he leído y admiro: pioneras, luchadoras, feministas. Pero mis referentes son cercanos. ¿Suficientes? Sí y no. Ellas me han hecho ser mejor persona, me han escuchado, han llorado conmigo, han reído a mi lado, me han ayudado a superar malos momentos. Pero estoy segura de que quedan muchas más con las que me cruzaré, con las que seguiré avanzando, aprendiendo y luchando.
Piensa en el momento de decidir a qué te querías dedicar. ¿Crees que tu elección estuvo libre de sesgos?
Nada está libre de sesgos. Nada. ¿Qué me llevó a decantarme por las matemáticas? Un ambiente familiar favorecedor, la responsabilidad de devolver a mi madre y mi padre todos los sacrificios que estaban haciendo para que sus hijas e hijo estudiáramos y tuviéramos un futuro tranquilo… Quería dedicarme a la docencia, una profesión pensada como “adecuada” para las mujeres. Quizás este haya sido el mayor sesgo…
Un consejo para las niñas y mujeres que están leyendo esta entrevista y que, como tú, quieran dedicarse a la ciencia.
Es difícil dar consejos. Pero creo que el punto importante es entender que la ciencia es una actividad normal y corriente que no necesita de ninguna capacidad especial. Mucha gente cree que para dedicarse a la ciencia hay que ser “un cerebrito”. Nada más lejos de la realidad. El 99,9 % de las personas que hacen ciencia son muy normalitas. Creo que existen personas especiales (¿geniales?) que son capaces de ver lo que otras muchas no ven. Pero las hay en ciencia, en arte… o barriendo la calle. El resto elegimos, si nos es posible, una profesión que nos llene (no todo el mundo puede hacerlo) y trabajamos con energía y pasión para hacer las cosas lo mejor posible.
No os preocupéis si os equivocáis. ¿Que lo que habéis elegido no es lo que pensabais en un principio? Sois muy jóvenes. Podéis cambiar. Pero si no os atrevéis a apostar por algo que os apetece, lo podéis lamentar más adelante. Atreveos, no sois menos que nadie. La vida se compone de éxitos y fracasos. Hay que vivirlos y encajarlos. Disfrutad, sobre todo, del camino.
Algo que te defina: una palabra, una experiencia, un color, un verbo, un adjetivo, un estado de ánimo… y por qué.
Quizás la empatía. Creo sinceramente que soy capaz de ponerme en el lugar de (casi) cualquier persona. La empatía me hace ser mejor docente, mejor comunicadora. Y creo que me ayuda también a relativizar mis pequeñas victorias y mis tropiezos.