Genelva Echávarri tiene una exitosa trayectoria en el campo de la Movilidad Internacional Empresarial, gracias a casi 20 años de experiencia en las principales empresas del país. Después de esta etapa, ha avanzado profesionalmente hacia el campo de la Inteligencia y actualmente es la Fundadora de The Lincoln Intelligence.

Hola Genelva, después de 19 años dedicándote a la Movilidad Internacional Empresarial, decidiste emprender de nuevo y fundar una nueva empresa de Inteligencia, The Lincoln Intelligence ¿Cómo surgió esta idea?

Creo que fue cosa del destino. Tras casi 20 años dedicándome al sector de la Movilidad Internacional, tuve que cerrar mi empresa -Imagine Global- debido a la crisis provocada por la pandemia del COVID-19. Fue un momento muy difícil que al final se convirtió en un verdadero punto de inflexión en mi vida.

En el momento de tener que cerrar Imagine Global tenía dos opciones. Por un lado, volver a fundar una nueva empresa dedicada a la actividad a la cual me había dedicado durante más de la mitad de mi vida o reinventarme profesionalmente. Es verdad que la Movilidad Internacional es un sector que me ha aportado mucho, tanto personal, como profesionalmente, y que es una profesión que me gusta y disfruto. Pero la pandemia y, sobre todo, los largos periodos de restricciones que sufrimos en España, me dieron mucho tiempo para pensar si era algo a lo que quería seguir dedicándome para el resto de mi vida.

Pensé en que, si quería dar un giro de 180° a mi vida, tendría que ser por algo que realmente mereciera la pena. Y en mi caso tenía claro que tendría que ser en una profesión que tuviera que ver con la investigación, con la seguridad y con la defensa, retomando lo que siempre ha sido verdadera vocación.

Pasé los dos años siguientes formándome como Analista de Inteligencia y especializándome en el Análisis Internacional, en la Ciberinteligencia, y en las disciplinas de HUMINT, OSINT y SOCMINT e Ingeniería Social.

Cuando creí estar lo suficientemente preparada como para poder dedicarme al ámbito de la Inteligencia, me di cuenta de una cosa a la que no quería renunciar era a tener mi propio proyecto profesional. Ya tenía la experiencia previa de levantar una empresa de la nada y, como hice 10 años antes, decidí que prefería volver a tomar las riendas de mi destino y fundar una nueva empresa de servicios de Inteligencia. De ahí surgió la idea y el resto es historia.

¿Qué es The Lincoln Intelligence y cómo ayuda a las empresas, instituciones y personas?

The Lincoln Intelligence es una empresa que ofrece servicios de Inteligencia a través de dos ámbitos de acción: ProBusiness, enfocado en empresas, y PreCrime, enfocado en seguridad y defensa.

Nuestro objetivo es asistir a nuestros clientes en la toma de decisiones para cualquier escenario que se puedan plantear y que incluimos en las diferentes áreas de trabajo en las que estamos especializados.

Para una empresa, por ejemplo, facilitamos la toma de decisiones enfocadas en el ámbito internacional, en la estrategia y prospección, en riesgos y seguridad, o a través de la Due Diligence.

En cambio, cuando colaboramos con instituciones dedicadas al ámbito de seguridad y defensa, les asistimos en la toma de decisiones en escenarios complejos que afectan directamente a la seguridad e integridad de las personas, como son antiterrorismo, ciberinvestigación, investigación de personas desaparecidas o el análisis de inteligencia criminal.

El concepto de ciberseguridad es un tema que ha ganado más relevancia pública en los últimos años ya que la ciudadanía está más concienciada con ello. ¿A qué retos se enfrenta la digitalización global en este sentido?

El principal reto que tenemos todos por delante es ser conscientes del entorno en el que nos movemos en la actualidad y que ha surgido, precisamente, a raíz de la pandemia del COVID-19.

La necesidad de seguir en comunicación durante los meses de restricciones y de que la economía continuara en movimiento en la medida de lo posible, impulsó la actividad en el ciberespacio hasta límites nunca antes conocidos. Esto nos ha traído a una actualidad muy compleja, conformada por un escenario cuya primera característica es la conectividad que, a su vez, desarrolla una nuevo panorama: la realidad virtual en el entorno digital. 

En esta nueva situación, la difusión de la información se acelera exponencialmente, provocando cambios constantes en el conocimiento que requieren de una actualización continua y de trabajar la capacidad de razonamiento y de autoconocimiento por parte del individuo.

Los eventos impredecibles se suceden aleatoriamente provocando situaciones ambiguas y confusas, afectando a la percepción de la realidad por parte de la sociedad y facilitando su influencia a través de movimientos globales y su manipulación, o radicalización, a través de la sobre exposición de datos, la desinformación y los deep-fakes.

Es ahí donde la Inteligencia cobra más importancia que nunca a la hora de combatir este escenario voluble e incierto, para así facilitar la toma de decisiones con el mayor criterio y rigor posibles sobre los datos que afectan a cualquier situación.

¿Cómo ayuda la Ciberinteligencia a construir una soberanía digital ciudadana que garantice la seguridad, la privacidad y los derechos de las personas?

La Ciberinteligencia es la inteligencia aplicada al ciberespacio. Se apoya en la Ciberseguridad y en la propia Inteligencia para gestionar los riesgos y amenazas que provienen del ciberespacio y, una vez conocidos, articular una serie de estrategias que permitan su detección, prevención, defensa, análisis, así como su investigación.

En otras palabras, lo que hacemos los analistas de Ciberinteligencia es pensar como los ciberdelincuentes, para así facilitar la toma de decisiones para el establecimiento proactivo de acciones y estrategias de defensa ante sus posibles ataques a través del ciberespacio.

Respecto a cómo la Ciberinteligencia puede garantizar la seguridad, privacidad y los derechos de las personas, la respuesta es fácil. Cualquier persona que acceda al ciberespacio puede -y debe- aplicar también la Ciberinteligencia a título particular, empezando por pararse a pensar en cómo la información que sube y que comparte en la red en su día a día puede facilitar la acción de otro usuario en su contra, sin que sea necesario que éste sea un ciberdelincuente habitual. 

Ser conscientes de nuestro entorno digital, de los accesos al ciberespacio que nos rodean en el día a día -que no son sólo el móvil y el ordenador- y de las acciones que realizamos en la red, nos puede permitir establecer una estrategia personal para defendernos y no ponerles las cosas tan fáciles a “los malos”. 

Desde The Lincoln Intelligence trabajáis para promover la cultura de Inteligencia en escenarios complejos que afectan a la seguridad e integridad de las personas ¿Cuáles son vuestras líneas de acción en este sentido? 

Todos los miembros del equipo promovemos diferentes acciones en nuestro día a día que acerquen las disciplinas de Inteligencia y Ciberinteligencia a los ciudadanos, ya sea realizando webinars en los que desarrollamos mesas redondas para debatir sobre sus aplicaciones en cualquier ámbito, así como impartiendo ponencias, formaciones, e incluso desarrollando diferentes campañas de concienciación.

Por ejemplo, durante este año escolar hemos lanzado la campaña de concienciación “La Ciberinteligencia como escudo en un mundo digitalizado”, que tiene como objetivo concienciar a los jóvenes que se encuentran en una edad vulnerable y que tienen acceso a medios telemáticos de forma común, de los peligros y diversos ataques de los que pueden ser víctimas, y de cómo aplicar la Ciberinteligencia puede servirles como escudo en muchos de estos casos… Esta campaña está teniendo una excelente acogida en los colegios de Madrid a los que hemos asistido, hasta el punto de que hemos tenido que desarrollar un modelo para las Asociaciones de Padres y los propios docentes de los Centros.

El año pasado nuestros compañeros Jezer Ferreira y Roberto González fundaron y celebraron por primera vez el Congreso de Osintomático Conference, dedicado a profesionales del OSINT y la Ingeniería Social, y que, en solo dos ediciones, se ha convertido en un evento referente a nivel mundial para todos los profesionales del sector.

Y al margen de todo esto, la gran mayoría, además, realizamos voluntariado a través de diferentes asociaciones. Yo personalmente colaboro con la Fundación Cibervoluntarios.

La Inteligencia es aún una disciplina desconocida en España, sobre todo fuera del ámbito de Defensa y Seguridad Nacional. ¿Cuál es la situación del sector actualmente en nuestro país y qué se debería hacer para concienciar sobre la importancia que tiene?

No es que la Inteligencia sea desconocida como tal en España, de hecho, la gente la conoce y mucho. Fíjate en que habrá pocas personas de una determinada edad a las que les preguntes por la calle si conocen Agencias como la C.I.A., el C.N.I., el MI6 o el Mossad y no sólo las conocen, sino que además las asocian perfectamente al ámbito de la Inteligencia. El problema es la falta de conocimiento general al respecto, para el que no ayudan los estereotipos que se nos pintan a través de la cultura general, ya sea en la ficción (películas y series) o, incluso, a través de los propios medios de comunicación.

Lo importante es que la gente tiene que saber que el objetivo de la Inteligencia es trabajar con la información para apoyar la toma de decisiones. Así de simple. 

Y sí, una de las fases del ciclo de Inteligencia es la de obtención de información y para ello los agentes emplean las diferentes fuentes de Inteligencia que existen (HUMINT, OSINT, SOCMINT, IMINT, GEOINT…) y sí, también habrá veces en que para obtener una determinada información haya que actuar de forma encubierta, pero eso no lo hacemos todos los analistas, ni ocurre siempre. 

Pero, si te das cuenta, en todo momento estamos hablando de información, de la obtención de esa información, de su procesamiento y de su análisis para facilitar la toma de determinadas decisiones.
Ahora aplica ese concepto al ámbito empresarial. Imagina al CEO de una gran empresa que tiene que tomar una gran decisión que puede afectar al futuro de la compañía y tiene la oportunidad de contar con un informe que le proporcione toda la información necesaria para facilitarle las cosas. O imagina al fundador de una PYME en el momento de tener que tomar una decisión crítica que signifique el salto de su empresa a un nivel superior o que tenga que cerrar su negocio… Si fueras tú esa persona, ¿querrías aplicar el análisis de Inteligencia? Pues esto es algo que ya pasa en los principales países del mundo, sobre todo en los países anglosajones, por lo que es fácil entender por qué son tan competitivos a nivel económico, ocupando siempre los primeros puestos en todas las listas. 

Las aplicaciones del análisis de Inteligencia son infinitas, como son infinitas las veces en las que tenemos que tomar decisiones, sobre todo en el ámbito profesional. Cuanto más importante sea esa decisión, más necesaria es su aplicación.

¿A dónde te gustaría llegar con The Lincoln Intelligence? ¿Cómo ves la evolución en los próximos 5 años?

La verdad es que no soy mucho de pensar en el futuro. Por mi experiencia personal es preferible pensar en el día a día, en hacer las cosas bien, en trabajar lo mejor posible y lo que tenga que ser, será.

Lo que sí sé es que el trabajo que realizamos cada día cambia vidas y eso es algo que me hace sentir realmente bien al irme a dormir por la noche. Tener la posibilidad de retomar un sueño de juventud y dedicarte a lo que realmente te apasiona, es algo que le deseo a todo el mundo y que, actualmente, tengo la inmensa suerte de que me haya sucedido a mí.

Además, también formas parte de la red de Cibervoluntarios.org para ayudar a usar y comprender la tecnología a miles de personas. ¿Cómo crees que el voluntariado tecnológico puede construir una sociedad más participativa gracias a las competencias digitales?

Volvemos a tener que pensar en el entorno en el que nos movemos en la actualidad. Un entorno digital y permanentemente conectado.

En los próximos años serán pocos los servicios a los que no accedamos de manera telemática. De hecho, hoy en día, ya hay servicios básicos que cuentan con plataformas online para acercar y facilitar el día a día de los usuarios, como puede ser una consulta médica telemática, acceder a todas las gestiones del banco a través de una aplicación instalada en el móvil o realizar la compra online en la web del supermercado. La Administración también está facilitando las gestiones a través de un sistema telemático que te permite acceder a tu carpeta personal donde tienes acceso a tu historial, a tus gestiones e incluso a un calendario que te indica fechas importantes para ti, como puede ser la renovación del DNI.

La digitalización de los servicios es un hecho y llega como consecuencia de la globalización tecnológica que estamos viviendo tras la pandemia del COVID-19. El problema viene por los pocos medios que se dedican a minimizar la brecha digital que se ha producido entre las generaciones puramente analógicas y aquellas que han nacido teniendo acceso a la tecnología desde muy temprana edad.

Esa brecha digital tiene consecuencias muy graves en aquellas personas que, ya sea por edad o simplemente por capacidades personales, no son capaces de adaptarse a las nuevas tecnologías, afectando a su día a día no sólo a nivel práctico, sino también a nivel anímico, haciéndolas sentir mal y fuera de lugar. 

El voluntariado tecnológico está haciendo una gran labor en ese sentido, porque es una situación dura que todos tenemos la obligación moral de combatir y paliar, porque todos hemos tenido que aprender desde cero a hacer las cosas que hoy realizamos con total normalidad. Ya sea aprender a caminar, a conducir e, incluso, a usar un ordenador personal y, en todos los casos ha sido esta generación, que ahora parece quedarse atrás, la que nos ha enseñado. Son nuestros abuelos y nuestros padres, y personalmente no estoy por la labor de permitir que nadie a mi alrededor se sienta excluido por no saber usar un móvil, manejar una aplicación o solicitar una cita de forma telemática para su médico de cabecera.

Háblanos de los referentes femeninos que has tenido. Según tus años de experiencia. ¿Por qué crees que no encontramos más referentes en el sector STEAM en España? 

Tiene sentido que haya pocos referentes femeninos en el sector STEAM en España porque histórica y culturalmente las mujeres han elegido mayoritariamente las carreras de letras y se ha hecho muy poco desde la Educación para motivar un cambio de esa situación.

Es ahora que poco a poco vemos a muchas más mujeres que han decidido estudiar carreras técnicas y abrirse paso profesional en el sector STEAM. Por lo que estoy segura de que a las futuras generaciones les será mucho más sencillo encontrar a referentes femeninos cercanos en las profesiones técnicas que les motiven dedicarse a aquello que realmente deseen, sin la carga de tener que convertirse en punta de lanza.

Personalmente soy muy fan de grandes referentes femeninas en el sector STEAM como son Marie Curie, Katherine G. Johnson, Dorothy Vaughan, Mary Jackson, Vera Rubin, Shirley Ann Jackson, Joan Clarke, Betty Holberton, Jean Bartik, Kathleen Antonelli, Marlyn Meltzer, Frances Spence, Ruth Teitelbaum o Hedy Lamarr, entre otras muchas.