Judit Giró es ingeniera biomédica y creadora de The Blue Box, un dispositivo capaz de detectar el cáncer de mama a través de una muestra de orina utilizando la Inteligencia Artificial. Actualmente está trabajando para lograr detectar esta enfermedad en su etapa inicial. En 2018 recibió la Beca Argal y en 2020 fue ganadora del premio The James Dyson Award, un concurso internacional que busca nuevos talentos entre estudiantes de ingeniería, siendo la primera española en conseguirlo.
The Blue Box, la prueba diagnóstica para detectar el cáncer de mama y desde casa puede suponer una revolución para miles de mujeres, cuéntanos, ¿cómo nace la idea para crear tu startup?
La idea surge de dos experiencias: una anécdota que nos contó un profesor en la universidad y de que le detectasen cáncer de mama a mi madre.
La anécdota es la de un perro que olía insistentemente un lunar de su ama. Entonces esta mujer fue a su médico y le contó esto. Le hicieron pruebas y descubrieron que era un lunar cancerígeno. Así, el perro pudo salvar la vida de su ama. Entonces, ¿por qué no imitar a la naturaleza para beneficiar a la sociedad?
Lo segundo, que mi madre pasase por un cáncer de mama, también fue importante. Me tocó más de cerca; fue un momento muy difícil. Por todo ello decidí hacer todo lo posible para minimizar el impacto del cáncer de mama.
Nos parece un método revolucionario que usa la Inteligencia Artificial, ¿cómo es su funcionamiento y qué podría significar para miles de mujeres y el futuro del diagnóstico precoz?
La Blue Box se basa en el principio de que el cáncer de mama provoca ciertos procesos inflamatorios, que dan como resultado metabolitos circulantes específicos. A través de la orina el cuerpo expulsa estos metabolitos, gracias a ello, y a que nuestro algoritmo está entrenado con muestras de orina, la Blue Box es capaz de detectar el cáncer de mama en una etapa avanzada.
Ahora bien, presenta considerables ventajas frente a la mamografía. A diferencia de ésta, la Blue Box no es un método invasivo, no irradia, es económica y fácil de usar desde cualquier hogar. Solo se necesita una muestra de orina y tener instalada la Blue App en el móvil.
¿Crees que en un futuro cercano podremos ver a mujeres de partes de todo el mundo con uno en casa? ¿En qué parte del proceso te encuentras y cómo ves la evolución de the Blue Box?
Ese es nuestro sueño: no solo que las mujeres tengan una Blue Box en casa, sino que puedan acceder a una detección del cáncer de mama al alcance de cualquier mujer.
Por ello, actualmente estamos realizando más pruebas con la inteligencia artificial. Aunque la Blue Box es capaz de detectar el cáncer de mama en estado avanzado, queremos conseguir que sea capaz de detectarlo en un estadio inicial. Para eso, estamos recogiendo muestras de dos hospitales catalanes (Hospital Universitario Sant Joan de Reus y Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona). También estamos en conversación con otros hospitales para así agilizar la recogida de las 1.000 muestras de orina de mujeres con cáncer; con ello, entrenaremos al algoritmo para detectar cáncer de mama en etapa inicial.
La salud femenina históricamente siempre ha sido de las más olvidadas, ¿crees que esto está cambiando?
¡Por supuesto! Creo que estas nuevas generaciones están mucho más libres de estereotipos. Creo que, gracias al gran trabajo de tantísimas mujeres en el pasado, cada vez somos más y más libres. Si miro a mis compañeras de profesión, fundadoras y CEO que son la caña, veo que estas nuevas generaciones se están cargando con todo lo establecido y están haciendo lo que realmente quieren. Y el resultado es brutal: creo que en un futuro no muy lejano habrá muchísimas empresas en nuestro país lideradas por mujeres inteligentes, fuertes, asertivas y que disfrutan a más no poder de lo que hacen.
Aún nos queda mucho camino por recorrer, pero crear debate, reivindicar, poner de manifiesto a referentes femeninos en el sector STEM está funcionando, está generando el cambio.
Con la crisis de la Covid19, en la que la atención primaria se ha visto tan afectada, ¿qué ventajas crees que va a tener en situaciones como esta el dispositivo The Blue Box?
Con suerte, la crisis de la Covid19 va a ser un hecho histórico del pasado, que los humanos superaron, y que no es recurrente en el tiempo. Aun así, aun pensando que la actual pandemia no se va a repetir en los próximos años, sí creo que algunos hábitos instaurados por la pandemia han llegado para quedarse.
En particular, estoy pensando en la libertad que nos otorga el hecho de no tener que desplazarnos para llegar lejos. Yo, durante la pandemia, he ido (virtualmente, por supuesto) a una conferencia muy interesante en Nueva York, he sido ponente en una conferencia en Francia y otra en la preciosa ciudad de Abu Dhabi. Ojalá hubiese podido visitarla de nuevo… pero siendo realistas, una startup que acaba de empezar, como la nuestra, no puede permitirse (tanto por falta de fondos… ¡como de tiempo!) tantos viajes en su primer año.
Y bien, si yo puedo estar virtualmente en París por la mañana y en Nueva York por la tarde, ¿por qué no puedo hacerme un test de cáncer de mama en mi propia casa?
Fuiste la ganadora internacional del premio The James Dyson Award 2020, ¿qué sientes al ver reconocido tu trabajo y qué impacto ha tenido este reconocimiento?
Ha sido un momento muy importante: no solo porque consiguiese el premio, sino también por el impulso que le dio a mi proyecto, tanto en a nivel mediático como en el económico.
Antes de ganar el premio Dyson, The Blue Box éramos dos personas (muy motivadas, y lo seguimos estando) trabajando en ello. Pero gracias al premio se creó una comunidad virtual en redes que nos lleva acompañando en el proyecto desde entonces. Ese apoyo, el saber que hay mujeres que esperan tu producto con ganas, ¡nos hacen sentir un cariño y una motivación brutales!
Háblanos de las referentes femeninas que has tenido, ¿consideras que has tenido suficientes?, ¿quiénes han sido?
Algunos referentes que me han marcado mucho han sido mis profes, tanto para bien como para mal. Con el tiempo, con perspectiva, me he dado cuenta de que aquellas profesoras que me hicieron crecer fueron aquellas que ponían todos sus esfuerzos en potenciar aquello en lo que mis compañeros y yo brillábamos (sí, todo el mundo brilla en algo). Aquellas que se empeñaban en poner de manifiesto lo que hacíamos bien y nos motivaban a seguir creciendo en esta dirección.
Piensa en el momento de decidir a qué te querías dedicar, ¿imaginaste que ibais a llegar tan lejos?
Creo que nadie que se lance a la aventura de fundar una startup y crear un nuevo aparato médico es demasiado consciente de lo que le espera… ¡y mejor así!
Recuerdo que cuando era pequeña y me preguntaban de qué quería trabajar, siempre decía que no sabía de qué, pero que estaba segura de que encontraría algo que aún no conocía y que me encantaría. Siempre he sido capaz de motivarme mucho y de soñar mucho. Y he tenido suerte de dar con un proyecto que responde a un problema real y urgente. ¡Y me siento muy agradecida de ello!
Un consejo para las niñas y mujeres que están leyendo esta entrevista y quieran dedicarse a carreras STEM o emprender en el sector tecnológico o científico.
A veces, cuando se trata de carreras tan masculinizadas como las STEM, el paso más difícil para una niña no es hacer la carrera sino creerse que es capaz de hacerla.
Necesitamos más honestidad, más vulnerabilidad y escucharnos más. Relacionarnos entre nosotros sin prejuicios, sin ideas preconcebidas. Dejar que la gente sea. Y en el momento en que lo hagamos, nos fijaremos más en cómo somos y qué sentimos y no en qué somos.
Cuéntanos algo que te defina como emprendedora: una palabra, una experiencia, un color, un verbo, un adjetivo, un estado de ánimo… y por qué.
Me considero una persona que se entusiasma con los proyectos, que sabe transmitir esa motivación a las personas que la rodean y que cree que, con los socios adecuados y mucha voluntad, cualquier desafío es asumible.