Ana Medina García es bioinformática y la cofundadora y CEO de Genengine, un proyecto para acelerar el diagnóstico de enfermedades raras. ¡Descubre cómo llega a crear esta startup!


Hola Ana. Cuéntanos, ¿Cómo llega una malagueña a decantarse por la Bioinformática? ¿Tenías claro lo que querías estudiar a los 18 años?

Bueno, soy malagueña de “adopción”, ya que llevo casi 10 años viviendo en Málaga pero nací en Cádiz y me crié en Córdoba. No cabe duda que andaluza sí soy. La verdad es que cuando tenía 18 años no tenía nada claro lo que quería estudiar, estaba hecha un lío.

Terminé mis estudios de bachillerato con muchas dudas sobre mis futuros pasos y, aunque sabía que serían en la rama de las ciencias, no me fue nada fácil elegir mi camino. En ese momento, casi por descarte de otras opciones y con falta de información, elegí estudiar la Licenciatura de Biología en la Universidad de Granada. Durante dos años estuve estudiando esta carrera pero no resultó como esperaba y no estaba motivada ni convencida. Dejé la carrera y volví a Córdoba a pensar mejor sobre qué me gustaba y qué quería hacer y, en ese tiempo, me examiné de la otra rama de bachillerato de ciencias, la tecnológica, para ampliar mis posibilidades, y también avancé en mis estudios de inglés.

Mientras intentaba decidir mi futuro, tuve la gran suerte de que justo en ese año apareció una nueva carrera llamada Ingeniería de la Salud, de las Universidades de Málaga y Sevilla de forma conjunta a través del campus Andalucía Tech. La carrera tenía tres especialidades, Ingeniería biomédica, Bioinformática e Informática Clínica, y a mí me atraía mucho la primera de ellas. Fue durante la carrera cuando descubrí que la informática y yo no nos llevábamos tan mal como yo creía, y que la Bioinformática era lo que realmente me gustaba hacer; nunca antes me lo había planteado. 

Eres cofundadora y CEO de Genengine, una empresa dedicada al diseño y desarrollo de soluciones de apoyo a la decisión en genética clínica. ¿Cómo surge la idea de montar Genengine?

Se alinearon los astros. Yo empecé formando parte del proyecto emprendedor de un compañero de la carrera, con el que conseguimos entrar en el programa de aceleración de startups Andalucía Open Future. Pero cuando llevábamos sólo cuatro meses del programa, este compañero decidió cerrar ese proyecto. Entonces, los directores y mentores del centro donde estábamos alojados me dieron la oportunidad de poner en marcha mis propias ideas y convertirme en la líder de mi propio proyecto aprovechando la oportunidad de contar con su apoyo. En ese momento mi hermano se unió a mí y empezamos a dar forma a Genengine.

La idea surgió de unir los conocimientos que tenía mi hermano en Inteligencia Artificial e ingeniería del conocimiento, mis conocimientos y experiencia en bioinformática y genética y, lo más importante, una necesidad identificada gracias a la cercanía en la familia de médicos especialistas neurólogos. Se trataba del tiempo que estos médicos tenían que invertir en investigar los casos más difíciles con los que se encontraban, pacientes con enfermedades de base genética para los que les era muy difícil decidir, en base a los síntomas y signos, qué análisis genético sería el más adecuado para alcanzar su diagnóstico. Esto llevaba en muchas ocasiones a largas búsquedas en numerosas bases de datos y en la bibliografía para, en colaboración con los genetistas, poder establecer los genes candidatos para el diagnóstico. Mi hermano y yo nos dimos cuenta de que podíamos facilitar y agilizar estos procesos de toma de decisiones aplicando la tecnología.

Con Genengine facilitáis diagnósticos y abordajes terapéuticos complejos encaminados a una medicina más personalizada y precisa para los servicios de salud. ¿Qué beneficios trae consigo acortar los tiempos de diagnóstico?

Según datos de FEDER (Federación Española de Enfermedades Raras), actualmente, los pacientes con enfermedades poco frecuentes esperan un tiempo medio de 5 años para obtener su diagnóstico. En un 20% de los casos transcurren 10 o más años. En este período de demora del diagnóstico los pacientes sufren en muchos casos un agravamiento de la enfermedad, reciben tratamientos inadecuados o incluso no reciben ningún apoyo ni tratamiento. Además, un 50% obtienen al menos un diagnóstico erróneo, dando lugar a un abordaje equivocado que provoca en muchas ocasiones un empeoramiento en su situación. Creo que no podemos imaginar lo que supone esa incertidumbre, la falta de información sobre su enfermedad y su futuro, además de las dificultades administrativas que implica no estar diagnosticados de ninguna enfermedad, aunque puedan sufrir múltiples síntomas incapacitantes o que afecten el desarrollo de su vida normal. 

Acortar los tiempos de diagnóstico supone por lo tanto un enorme beneficio para los pacientes y sus familias. Debemos tener en cuenta que un gran porcentaje de estas enfermedades se manifiestan en edad pediátrica. El diagnóstico precoz es esencial porque puede haber tratamiento, o bien medidas terapéuticas que prevengan o retrasen la aparición de los síntomas. 

Pero el beneficio de acortar los tiempos de diagnóstico no es sólo para los pacientes; numerosos estudios evidencian el elevado impacto socioeconómico del retraso diagnóstico, no sólo para las familias afectadas sino también para los servicios de salud, suponiendo pérdidas de miles de millones en los sistemas sanitarios de muchos países. Mejorar la eficiencia del proceso diagnóstico supone ahorrar muchas consultas, pruebas innecesarias y tiempo empleado por los clínicos.

Sólo en España hay más de 3 millones de personas que padecen una enfermedad rara y se tarda una media de 5 años en diagnosticar a un paciente desde la aparición de los primeros síntomas. Desde que lanzasteis en 2018 la aplicación, ¿Cuántos casos de éxito se han reportado?

Nuestro proyecto empezó en 2018 y durante dos años la actividad de la empresa se ha centrado en el desarrollo de nuestra solución RDengine para optimizar el diagnóstico de pacientes con enfermedades raras. En este proceso hemos seguido un riguroso plan de validación, con el apoyo de especialistas de distintas áreas, que han probado la precisión de la herramienta con casos reales, así como han evaluado la experiencia de usuario. En el último año, y con la complicación de la crisis sanitaria, hemos podido realizar una validación con casos retrospectivos del sistema público de salud que ha resultado en muy elevados valores de precisión y de ahorro de tiempo y costes. Gracias a esta validación tan exitosa, tenemos acuerdos de implantación con hospitales de dos comunidades autónomas y la solución ya está en uso en una clínica especializada en medicina personalizada de Granada que ha reportado varios casos de éxito desde su implantación.

Actualmente estamos embarcados en el proyecto más bonito hasta la fecha, colaboramos con la Asociación Objetivo Diagnóstico y médicos especialistas para alcanzar, con la ayuda de RDengine, el diagnóstico de personas que llevan un largo camino de incertidumbre y desesperación sin conocer su diagnóstico. Y tenemos la gran suerte de contar con el enorme esfuerzo desinteresado de Pedro Hidalgo, un profesor de Algeciras que, para aumentar la visibilidad de la asociación y recaudar fondos para el proyecto, está realizando un reto solidario llamado Objetivo Santiago. El reto consiste en hacer el camino de Santiago desde Algeciras, unos 1300 km divididos en 52 etapas a pie. ¡Esperamos que este proyecto se traduzca en muchos casos de éxito! 

¿Qué supone la tecnología para Genengine?

Genengine es una empresa de investigación, desarrollo e innovación basada en la tecnología, es el pilar fundamental de nuestra actividad.

¿Dónde te gustaría ver a Genengine en 10 años?

Me gustaría ver nuestras soluciones implantadas en los servicios de salud de nuestro país y de otros países, digitalizando y mejorando la eficiencia de los procesos sanitarios con implicación genético-clínica, tanto en el área de enfermedades raras como en oncología, nuestra segunda línea de desarrollo. También me encantaría participar en proyectos colaborativos con entidades y asociaciones que llevaran la innovación sanitaria a países más desfavorecidos. Mi ilusión es conseguir un verdadero impacto social con lo que hacemos.

Háblanos de las referentes femeninas que has tenido. ¿Consideras que has tenido suficientes? ¿Quiénes han sido?

Considero que he tenido muy pocas referentes femeninas, sobre todo cuando era una niña. Al crecer sí que he podido descubrir algunas referentes en el campo científico-técnico durante el desarrollo de mi carrera y, posteriormente, en el ámbito emprendedor. Aún así, mi mayor referente femenina, sin duda, es mi madre, que tiene una larga carrera profesional y emprendedora que admiro.

Piensa en el momento de decidir a qué te querías dedicar. ¿Crees que tu elección estuvo libre de sesgos?

En mi caso creo que sí estuvo libre de sesgos. Mi educación, tanto familiar como escolar me permitió esa visión y esa libertad. Tuve esa suerte, y espero que muy pronto esto pueda ser así para tod@s.

Si no hubieras elegido bioinformática, ¿por qué te hubieras decantado?

Prácticamente la bioinformática me encontró cuando yo estaba un poco perdida intentando averiguar a qué quería dedicarme, así que me cuesta mucho saber cuál habría sido mi segunda opción. Mirando atrás, me habría servido mucho tener algún contacto con la informática anterior a mi carrera, para descubrir que me gustaba y se me daba bien. Entonces quizás mis opciones habrían sido el desarrollo de software o ingeniería web, pero también podrían haber sido cosas más alejadas de esta rama y que también me gustan, como el diseño gráfico o incluso la fisioterapia deportiva. 

Un consejo para las niñas y mujeres que están leyendo esta entrevista y que, como tú, quieren emprender.

Si crees en tu idea, si conoces a otra gente que también cree en ella, debes intentarlo. Creo que es el mejor momento. Ahora existen muchos mecanismos y organizaciones que fomentan y apoyan el emprendimiento, así como una enorme comunidad de inversores expertos en visualizar el potencial de los proyectos y dispuestos a invertir en ellos. Siempre será algo positivo en tu carrera laboral y en tu currículum haber sido valiente para emprender un proyecto y haber sido capaz de liderarlo; ese proceso es como el máster más intensivo que puedas imaginar. 

Desde mi punto de vista, emprender con muy poca o ninguna experiencia en el mercado laboral, como es mi caso, supone un hándicap adicional, aunque también puede darte un punto de frescura y atrevimiento en tus ideas que aporte valor añadido. Para mí, ha sido clave rodearme de personas con más experiencia que yo y aprender de ellas, y seguiré haciéndolo siempre que pueda. 

Algo que te defina: una palabra, una experiencia, un color, un verbo, un adjetivo, un estado de ánimo… y por qué.

Soy analítica, concienzuda, tranquila y sincera.