Innovadoras TIC charla con Patricia Vazquez,  licenciada en derecho y fundadora de My Nawal, una marca de moda ética, con venta exclusivamente online, que empodera a mujeres guatemaltecas.


Hola Patricia, para empezar estaría genial que nos contarás un poco sobre ti y sobre tu proyecto de emprendimiento My Nawal. 

El proyecto nace hace más de cuatro años en Guatemala, donde estuve viviendo durante 5 años. Desde que llegué al país, empecé a viajar, a conocer distintos lugares y a ver cómo la cultura maya todavía se mantenía viva, especialmente a través de los textiles. Sus colores, sus símbolos, me enamoraron y decidí que debía hacer todo lo posible por apoyar de alguna manera a que esa tradición textil no sólo no se perdiese, sino a darla a conocer por el mundo entero.

My Nawal es ante todo una marca de moda sostenible, fomentando la producción responsable y el comercio justo a través de la venta de sus productos, que se encuentran casi exclusivamente online. ¿Cómo y cuando surgió la idea de montar tu propia tienda online y cómo decidiste lanzarte?

Una vez que empecé a trabajar con cooperativas de tejedoras, diseñando productos que respetasen y pusiesen en valor sus técnicas textiles tradicionales, decidí que la mejor manera de llegar al público era a través de las oportunidades que ofrece el mundo digital. Presencia en redes sociales, tienda online…

Poco a poco fui empapándome sobre las posibilidades que uno puede aprovechar y aprendiendo sobre la marcha, buscando al mismo tiempo una plataforma de venta que no me generase muchos costes fijos, pues quería que los ingresos se reinvirtiesen en generar más empleo para las tejedoras. Afortunadamente, di los pasos correctos, aunque aún queda mucho camino por recorrer.

Hoy en día, My Nawal empodera e involucra a más de 50 mujeres de comunidades indígenas repartidas por toda Guatemala. ¿Cómo coordinas tu equipo desde Madrid? ¿En qué punto del proyecto estás ahora? ¿Cuáles son tus próximos objetivos?

Trabajamos con unas cincuenta tejedoras de distintas zonas, lo cual no es tarea fácil. Sin embargo, en su mayoría están organizadas en asociaciones o cooperativas, lo cual facilita en gran medida la organización del trabajo desde España.

El proyecto se encuentra ahora, tras una fase de crecimiento gracias al apoyo de personas que creyeron en él, en una fase de maduración y reflexión. Queremos dar un paso más allá y tratar de mezclar la cultura textil guatemalteca con el buen hacer de los artesanos españoles. Ya hemos hecho algunas pruebas y el resultado ha sido impresionante. Esperamos poder seguir sorprendiendo al consumidor con productos hechos a mano con mucho mimo.

Estudiaste Derecho. ¿Cómo decidiste dejar el sector jurídico? ¿Cuáles crees que han sido las claves de tu éxito en un sector en el que, a primera vista, no estabas tan familiarizada?

Antes de llegar a Guatemala había estudiado Derecho y había ocupado puestos de responsabilidad en multinacionales dedicadas a recursos humanos y al mundo de los seguros. En esa época aprendí mucho, pero siempre tenía la espinita clavada de querer montar mi propio negocio.

La decisión de irnos a Guatemala me permitió más tiempo para pensar y reflexionar. La moda siempre me ha atraído, y cuando descubrí la cultura textil guatemalteca no lo dudé ni un segundo.

La clave del éxito ha sido el compromiso, tanto por parte de las tejedoras como de toda la gente que me ha apoyado. Todos han creído en el proyecto y eso me ha dado fuerzas siempre para conseguir sacarlo adelante.

“El éxito no está en vencer siempre, sino en no desanimarse nunca” (N.B). Emprender no siempre es evidente… ¿Alguna vez has pensado en tirar la toalla? ¿Qué ha sido lo más difícil? 

Tirar la toalla nunca. Hay un componente social de apoyo a las tejedoras que genera un compromiso con el proyecto más allá del puramente económico. Sí es cierto que son muchos los obstáculos que he tenido que enfrentar en el camino, especialmente derivados por la envidia hacia el éxito del proyecto, pero eso nos hace más fuertes y que cada día tengamos más ganas de seguir llegando a más comunidades para poder aportar nuestro granito de arena en la generación de empleo y riqueza en su favor.

My Nawal nació en Guatemala. Ahora vives en Madrid y sigues la aventura del emprendimiento desde aquí. ¿Cómo ha sido tu experiencia como mujer? ¿Has notado alguna diferencia entre géneros? ¿Y entre Guatemala y España?

Las mujeres, en Guatemala, me dieron una lección de vida. En ellas vi una capacidad de sacrificio digna de ser reconocida.

Día a día cuidan de su hogar y, al mismo tiempo, buscan generar nuevos ingresos para la familia. A pesar de todas las dificultades familiares y económicas que pueden atravesar, son fieles a sus tradiciones y mantienen vivas técnicas textiles que heredan de generaciones pasadas y que en otros lugares ya han caído en el abandono. Como mujer, el poder compartir con ellas sus preocupaciones y ayudarles a superarlas, me hace sentir orgullosa.

Desde tu experiencia, ¿cómo las TIC pueden ayudar a empoderar a las mujeres y fomentar su emprendimiento en el mundo? 

Las TIC permiten afrontar una aventura emprendedora sin asumir costes que puedan poner en peligro la supervivencia de un proyecto incipiente. Te permiten ir probando, aprovechando la información que obtienes con cada paso que das. Saber a qué público te debes enfocar, a conocer y compartir esfuerzos con otras marcas con objetivos similares…

Sin las TIC, este proyecto no hubiese salido adelante. Y creo que quedan ya pocos negocios que puedan estar desconectados del mundo digital.

En tu opinión ¿por qué es necesario que las mujeres tengan mayor visibilidad, como referentes, en los sectores STEAM y del emprendimiento?

Respuesta muy sencilla. Tienen que tener mayor visibilidad porque se lo merecen.

Innovadoras TIC es un programa que quiere visibilizar y promocionar proyectos como el tuyo, liderados por mujeres. ¿Cómo animarías a las niñas y mujeres a que persigan sus sueños más allá de los estereotipos? ¿Algún consejo?

Yo tenía un sueño. Fui paciente y esperé el momento para poder concentrar todos mis esfuerzos en sacarlo adelante. La vida decidió cuándo me llegaría ese momento. Mi consejo es que sean ellas mismas, que averigüen en su interior qué es lo que quieren en la vida, y que luchen por ello. Y ese debe ser un proceso natural, en el que no deben verse influenciadas por nada ni nadie. Nadie debería querer vivir la vida de otra persona y, desafortunadamente, ese es un mal que está afectando demasiado a las más jóvenes. Ojalá no sea así y puedan encontrar su felicidad.